Era diciembre de 2011, yo me encontraba “bajando el almuerzo” mientras recorría los pasillos del centro comercial Chipichape de Cali, cuando me topé de frente con el Senador Luis Fernando Velasco. Para entonces yo era un joven de 21 años, estudiante de Derecho y Ciencia Política de la Universidad Icesi de Cali, que deseaba ingresar a las Juventudes del Partido Liberal, y en ese encuentro fortuito vi una oportunidad para dar ese paso. Lo abordé, él de manera amable me dio su contacto.
Desde ese día, he tenido la oportunidad de conocer al Velasco Senador, y puedo dar fe de que es una persona que reivindica el sentido de la política, que actúa bajo convicciones profundas como cuando promovió el habeas data para poner en cintura al sistema financiero, la ley que permitió la venta de minutos de celular o la ley que modificó el servicio militar obligatorio para reducir el costo de las libretas militares a las personas más pobres de nuestro país, entre muchas otras. Puedo dar fe de su enorme sentido de la responsabilidad, como cuando el SI perdió en el plebiscito y Velasco, quien es respetado por todas las bancadas del Congreso (desde el Polo hasta el Centro Democrático) hizo de “puente” junto a otros líderes para facilitar el entendimiento que se requería en momentos de enorme incertidumbre entre el oficialismo y la oposición. Mientras hacía eso, otros decidieron hacer gala de discursos efusivos, muy buenos para ganar votos, que se alzaban como “muros” imposibilitando el diálogo.
El Senador Velasco decidió dar el paso hacia la candidatura presidencial del Partido Liberal, poniendo al servicio del país una experiencia de más de 25 años de servicio público en el Senado, en la Cámara de Representantes, y en la Alcaldía de Popayán, a través de un liderazgo firme, capaz de defender con mucha fuerza lo que considera correcto, pero también seguro de que el diálogo y respeto entre diferentes es el único camino para avanzar como sociedad. Con Velasco en la contienda habrá una voz socialdemócrata que anime el debate, que ponga el acento en la importancia de modificar el actual modelo económico y productivo, en donde se le de preferencia al trabajo y no a la especulación, que alzará su voz para reclamar mayor acción del Estado para proveer bienes públicos de calidad como salud, educación e infraestructura, que reclamará que el principio de solidaridad se materialice por medio de una acción preferente por los más humildes de nuestro país, que luchará para generar las condiciones económicas que permitan crecer para distribuir, y así hacer de este país una nación más justa y rica.
Con él como precandidato, el Partido Liberal, ganó una voz que representa a las regiones, que reclaman mayor protagonismo en las decisiones que afectan a la nación. Un hombre forjado en la Universidad Pública, en el seno de una familia de clase media, que creció en un departamento que vivió la guerra como pocos, el Cauca, y que está preparado para promover la paz. Estoy convencido de su capacidad para liderar a este país en tiempos de polarización, pues es un líder que como decía Luis Donaldo Colosio, ex candidato presidencial mexicano, representa un “cambio con responsabilidad”.