Dentro de la infinidad de problemas económicos que posee Colombia en los cuales podemos enunciar la pobreza y pobreza extrema, la desigualdad, el desempleo entre otros, hay uno que nos a acompañado desde nuestro nacimiento como república y de manera trágica se ha repetido el mismo error una y otra vez, como sino aprendiéramos de los errores del pasado o los desconociéramos. Esta gran debilidad es la mono-exportación o la dependencia casi exclusiva a un bien.
Esta problemática que es central en la agenda económica de Colombia ha sido tocada en las ultimas semanas de forma tangencial por los distintos candidatos en lo que se a convertido la parodia del petróleo y el aguacate, pero sin tocar el problema económico real, al punto de convertir una las discusiones económicas más relevantes para Colombia en una discusión banal y bizantina que no lleva para ningún lado.
Para entender la relevancia económica real de esta problemática hay que dejar de lado, pero sin perder de vista, el tema ambiental (por el momento pues las consideraciones ambientales son dignas de ser tratadas en una columna solo para ellas); también hay que tener presente la realidad económica de Colombia la cual como lo expresa en mi columna previa (“¿Depender del petróleo es nuestra única salida?”) Colombia depende del petróleo y es algo que no se puede modificar en el corto plazo pero si en el largo.
Cuando uno escucha las propuestas económicas de Petro y Duque pareciera que Colombia tuviera escoger entre privilegiar la agricultura o la minería, lo cual en ambos casos es un error pensado en el desarrollo económico y social de Colombia. Es repetir el mismo error que hemos cometido en los últimos dos siglos, el error de la mono-exportación.
Colombia se ha caracterizado por depender de un producto y ser la bandera de sus exportaciones, primero fue el oro, luego la quinua, luego el banano, luego el café y por último el petróleo y el carbón, este seria el resumen de 200 años de comercio exterior colombiano y como consecuencia siempre terminamos teniendo el mismo problema y es que pasa cuando el precio de este bien cae o el mercado deja de demandarlo como antes.
El error económico como diría a cualquier economista o financista, es un problema de teoría de portafolio y de diversificación del riesgo, o como dirían las abuelas “mijo no meta todos los huevos en una misma canasta”; en ambos casos lo que se quiere decir es que si se invierte todo el capital, por ejemplo, en acciones de una determinada compañía, y si esta compañía se quiebra usted se quiebra con ella, pero sí en cambio de invertir en las acciones de una sola empresa, se compran acciones de varias empresas preferiblemente que no sean del mismo sector, se va tener la certeza que si una de ellas se quiebra se garantizará que las perdidas sean mínimas, y con las utilidades de las demás compensar las pérdidas y poder seguir en el mercado.
Eso mismo le pasa a las naciones cuando dependen de un solo bien, y es que pasa si el precio cae o la oferta de otros países se incrementa, o si hay sequia, o si cae una plaga, o si los insumos se encarecen, o cualquier otro contratiempo que se les puedan ocurrir y el resultado es el mismo, pues vienen años económicamente difíciles. Colombia ya lo vivió varias veces con la quinua, con el café y mas recientemente con el petróleo; “como que no aprendemos” siempre podemos repetir el error.
Es importante aclarar que este problema no se soluciona en el corto plazo, pensar esto es una locura. Porque la economía, las empresas y el mercado no van al ritmo de los deseos o la política, sino a los tiempos de la inversión y construcción de infraestructura que son procesos lentos y de acumulación. Es decir, que la solución es de largo aliento. Para ponerlo en perspectiva, Colombia solo se puede considerar un país petrolero alrededor del 2005 al 2008 aproximadamente, antes no, y el proceso de impulso del sector minero energético que empezó en los 90, y le tomo 20 años poder lograr posesionar este sector como el motor de las exportaciones, posición que ostento el café por poco mas de medio siglo XX.
Es decir, cualquier acción que se tome y si se sostiene, se puede estar viendo en los próximos 10 a 20 años o más, depende de la decisión que se tome.
Entonces: ¿Cómo evitar caer en esta trampa de impulsar un producto y repetir el mismo error de la mono-exportación?, pues la respuesta está en la política del actual gobierno sobre desarrollo, y sobre infraestructura para mejorar la competitividad y productividad global de la economía, y además en la política liderada por el Ministerio de Industria y Comercio, del programa de transformación productiva o “PTP”. Este programa no busca impulsar un sector o producto en particular, sino impulsa y promueve una canasta de productos de diferentes sectores, por ejemplo, el sector cacaotero en la agricultura, el sector de los cosméticos en la industria y el sector del turismo en los servicios, aunque estos no son los únicos sectores que impulsan.
El impulsar varios sectores tiene como consecuencia la diversificación de las exportaciones y por ende de la economía, lo que hace que el sistema económico colombiano sea menos riesgoso y más estable, también permite impulsar el desarrollo de varias regiones del país pues es claro que hay regiones que tienen más facilidad para producir ciertos productos y no en todo el país es tán fácil producir un mismo producto, lo que permite cerrar las brechas en términos de desarrollo entre las regiones. Adicionalmente, el impacto en empleo puede ser mayor que el de un solo sector permitiendo reducir en largo plazo el desempleo y por ende la pobreza a nivel nacional y principalmente en las regiones.
Dejar de cometer el mismo error, implica dejar de creer que existe un producto milagroso que va a sacar a Colombia de la pobreza y empezar a pensar el desarrollo económico basado en la inversión, el trabajo productivo, el emprendimiento y fortalecimiento empresarial, adicionalmente es comprender que Colombia es un país muy grande, de regiones las cuales tienen diferentes potencialidades que se pueden desarrollar para impulsar y soportar el desarrollo nacional en el desarrollo regional basados en una gama de productos de exportación y no en uno solo.