Al realizarse la primera vuelta presidencial normalmente los colombianos van a escoger en las urnas, a través de las dos mayorías relativas, quienes desean que vayan a una segunda vuelta y de allí se escoja por mayoría simple el Presidente que encabezará nuestro gobierno los próximos cuatro años. Sería excepcional, aunque no descartable, que en primera vuelta se escogiera Presidente, para lo cual se requiere que uno de los candidatos obtenga la mitad más uno de los votos válidos totales.
Lo fundamental que le debemos pedir a todos los candidatos es un respaldo a la institucionalidad existente; acatar los resultados electorales, especialmente sino les favorecen -sin pretender generar situaciones de inestabilidad-, lo que no significa negar que se requiere y con urgencia, pero a través de un gran acuerdo político, cambios sustanciales a varias de nuestras instituciones especialmente las electorales y las de justicia, si queremos que nuestra democracia realmente se consolide y no sea simplemente una democracia formal. Pero se trata de construir sobre lo construido, no se trata de hacer tabla rasa con lo existente para luego partir de cero; hay unas instituciones que han venido funcionando, con deficiencias y debilidades, pero se debe partir de ellas para hacerles las reformas y/o cambios que se requieran.
El próximo gobierno, cualquiera que el sea, probablemente va a reflejar la opinión de la mitad de la sociedad y por consiguiente va a requerir construir consensos políticos si se quiere tener gobernabilidad y no solamente la imposición de una mayoría ligera sobre el resto de la sociedad; adicionalmente en el Congreso va a requerir unos acuerdos múltiples con diversas fuerzas políticas para lograr su funcionamiento y que las iniciativas legislativas fluyan positivamente. Por ello lo deseable para este momento de transición política hubiera sido un gobierno de centro que pudiera tener la credibilidad necesaria para convocar a diversas fuerzas políticas y conformar así una gran coalición para el periodo que enfrentamos; ojalá el ganador haga un gran esfuerzo en esa dirección.
Ojalá parte del debate de segunda vuelta presidencial tenga como eje la necesidad, decisión y modalidades de ese acuerdo político que garantice las necesarias reformas institucionales y de viabilidad a las propuestas de gobierno.
El próximo gobierno tendrá temas complejos y controversiales como la implementación de los Acuerdos con las FARC, que en su gran mayoría no son para beneficio de los miembros de las FARC sino de los territorios más abandonados del país; decidir acerca de la continuidad o no de las conversaciones con el ELN, esfuerzo que debería mantenerse a pesar de los ajustes que el nuevo gobierno pretenda introducirle; una clara política de sustitución de cultivos de uso ilícito creíble y con resultados tangibles e intensificar la presencia del Estado en los territorios incluyendo la seguridad, pero por supuesto pretendiendo ir más allá, es decir avanzar con pasos firmes en construcción de Estado en el territorio. Alrededor de esto se definirá la gobernabilidad y estabilidad del país en el próximo cuatrienio.