¡Llegó la hora del cambio! Las elecciones el pasado 27 de octubre, marcaron un hito en la historia de nuestro país: la forma de hacer política está cambiando. Esta contienda electoral demostró que la ciudadanía ya no “come entero”, que desea personas que estén dispuestas a dar un debate limpio, de ideas, sin agresiones, sin calumnias, de la importancia de las redes sociales y del gran inconformismo hacia la clase política tradicional, es decir, las concentraciones con orquesta, tamal y lechona.
Es pertinente resaltar el porcentaje de participación. Así, del 100% de sufragantes, el 61.28% votó por gobernadores, el 60.65% para alcaldías, el 60.19% para asambleas departamentales, un 59.23% por concejales y un 55.19% por juntas administradoras locales. Esto es significativo porque si bien es necesario trabajar más en la educación política y la importancia del voto, la abstención no superó el 42%, siendo estas las elecciones donde más personas ejercieron su derecho y deber de votar.
Ahora bien, para identificar quienes son los ganadores y los perdedores, es necesario empezar por los primeros, la ciudadanía colombiana. La participación fue extraordinaria en las principales ciudades como Bogotá, Cartagena, Bucaramanga y del departamento de Sucre. En la capital, dos candidatos -uno avalado por partidos y otro independiente- tuvieron una votación de más de un millón de votos, algo nunca antes visto; renovando además su concejo en 23 curules.
Lo mismo sucedió en Cartagena, donde la ciudadanía en un claro voto de protesta por la inestabilidad política de tener once alcaldes en seis años, decidió elegir a William Dau, quien prometió luchar contra los ̈malandrines ̈. En cuanto a Bucaramanga se deben resaltar los nuevos nombres del concejo, personas jóvenes con ganas de trabajar. En cuanto a nivel departamental, se debe señalar la derrota que recibió Yahir Acuña, una persona con nexos con los paramilitares y quien en el 2015 fue detenido con $200 millones de pesos en efectivo.
Respecto a los perdedores, sin duda fueron el Uribismo y el Petrismo. Sectores políticos que se dedicaron a polarizar y a hacer campañas agresivas en contra de sus oponentes, partidos que aún creen que el caudillismo es la fórmula del éxito.
Por todo lo expuesto, se debe agradecer a los colombianos por los resultados. Los cambios sí son posibles con el voto, ejerciendo la democracia y sin necesidad de acudir a las vías de hecho.
Juntos podemos hacer política de otra manera.