No debemos olvidar que una vez firmado y protocolizado el Acuerdo de terminación del conflicto armado con las antiguas FARC, iniciamos una fase que en todos los países que han vivido o están viviendo procesos similares denominan de transición que puede prolongarse una o dos décadas -algunos la denominan la fase del post Acuerdo-, donde las tareas son diversas y comprometen varios gobiernos¸ sin olvidar que seguimos teniendo pendiente la terminación del conflicto armado con el ELN. El gobierno del Presidente Duque ha asumido esa tarea, aunque algunos a su derecha y a su izquierda lo critiquen, lo cual es normal en una democracia.
Dentro de las múltiples tareas que conlleva esta fase de transición están, además de la reincorporación de los excombatientes a la vida civil, en lo político, lo económico-productivo, lo social, pero sobretodo garantizándoles su vida, etc.; la implementación del Acuerdo en sus diversas dimensiones y avanzar en contar con una democracia de mejor calidad y en los procesos de reconciliación social, tarea a cargo del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición.
Como parte de este ejercicio de reconciliación, se presentaron esta semana en la Comisión de la Verdad, los resultados de un ejercicio de diálogo y reflexión que durante ocho meses adelantaron, mujeres y hombres, jefes y miembros de los grupos guerrilleros desmovilizados -M-19, EPL, PRT, CRS, sectores del ELN, FARC- y de las Autodefensas Unidas de Colombia, de sus diferentes bloques, y dieron a conocer un documento, «Compromiso con la vida, la Paz y la reconciliación», de llamado a la reconciliación y a dejar atrás la guerra como método para la solución de conflictos y diferencias -que ha sido parte de nuestro karma histórico- y le entregaron al Presidente de la Comisión de la Verdad el documento final de Narrativas de los Excombatientes. Sin duda es una extraordinaria contribución a la reconciliación de los colombianos, especialmente para aquellos sectores que siguen guardando odio en sus corazones, que los anteriores enemigos de la confrontación armada, ahora se vean y sientan como socios de la construcción de un país para todos, en el cual las exclusiones no sean aceptadas y donde el uso de la violencia sea plenamente rechazada. Gracias a la Comisión de la Verdad y sus aliados por contribuir a estos ejercicios de reconciliación entre los compatriotas.
Pero también una tarea fundamental de la transición es avanzar en construir una democracia de mejor calidad, lo que incluye una democracia con buenos conflictos, como nos los decía Estanislao Zuleta, una democracia donde la protesta social se respete como expresión de los descontentos ciudadanos y también como un mecanismo de retro-alimentación para los gobernantes, quienes deben garantizar que las expresiones de protesta social se den, por supuesto sin ninguna aceptación de hechos de violencia y sin creer que la protesta social es para tumbar gobiernos, como algunos ilusa y equivocadamente pueden pensar; en democracia los gobernantes se eligen por la vía electoral, cuando corresponde y en un régimen presidencial, como el nuestro, tienen periodos establecidos que no se pueden ni deben modificar. Por lo tanto, bienvenida la protesta social del 21 de noviembre donde, quienes lo consideren deben salir a manifestarse, cuidándose de saboteadores o radicales que creen que destruyendo la propiedad pública o colectiva se va a transformar la realidad, respetando los derechos de los demás y sin acudir a la violencia. Si lo hacemos así, cada vez tendremos una mejor democracia con control político de los ciudadanos, como complemento de los mecanismos institucionales que establecen nuestras normas.