Realizamos la semana que termina el quinceavo Seminario del Grupo de Investigación sobre Seguridad y Defensa de la Universidad Nacional. Quiero destacarlo en esta columna porque, desafortunadamente, las personas que no somos parte de la Fuerza Pública poco analizamos estos temas, que son fundamentales para todos y cuando lo hacemos es con escaso conocimiento de los mismos.
En el Seminario se trataron cuatro aspectos centrales, el primero, lo relacionado con las ‘relaciones civiles-militares’ en América Latina hoy, por supuesto haciendo previamente una mirada retrospectiva del tema; en esencia, uno de los aspectos a destacar es la fragilidad de las bases institucionales en este campo, tanto a nivel interno como en la región, incluyendo los intentos integradores, porque todo parece fuertemente condicionado con la orientación política de los gobiernos de turno, lo cual evidencia las debilidades institucionales y si se mirara comparadamente, sería algo así como pensar que mantenerse en la Unión Europea por un Gobierno de ese continente o tener un tipo de orientación en la política de seguridad y defensa, sería algo que dependiera de la orientación política del gobierno de turno y no de acuerdos más sólidos y estables.
El segundo, el relacionado con la ‘lucha contra el crimen organizado en Latinoamérica’, destacándose entre otros aspectos cómo en Colombia las autoridades registran cinco grupos armados organizados (GAO) con cerca de 14.000 miembros y aproximadamente 23 grupos de delincuencia organizada con aproximadamente 5.000 miembros y con presencia especial en zonas del Bajo Cauca antioqueño, el Catatumbo y Cauca-Nariño; igualmente se planteó la necesidad de re-conceptualizar el concepto de mafia, porque toda mafia es crimen organizado, pero no lo contrario y la importancia de conocer la geopolítica del narcotráfico en Colombia y a nivel internacional, por ello se enfatiza sobre la necesidad de una lectura distinta del narcotráfico, ya que reiteradamente se termina persiguiendo a los operadores del narcotráfico y no a los empresarios del negocio ilegal.
El tercero, sobre ‘la seguridad y la energía, el estado del arte’ muestra el panorama y las transformaciones de los diferentes modelos de uso y consumo de energía, así como las diferentes maneras de entenderse, nacional e internacionalmente, la seguridad energética y cómo en los últimos tiempos ésta se asocia a las problemáticas ambientales y a otros efectos que tienen que ver con la propia supervivencia del planeta; igualmente se planteó la pertinencia y viabilidad de las propuestas de ‘sacar el petróleo de la guerra’, en el caso del conflicto armado colombiano.
El cuarto, sobre ‘retos y perspectivas de investigación en Seguridad y Defensa’, enfatizándose allí el conocimiento de nuestra Fuerza Pública, su composición –valorándose algunos estudios pioneros de sociología militar-, las transformaciones que ha tenido la tropa –ya es más un mito que los soldados sean fundamentalmente campesinos, aunque sí son de los sectores populares- y cómo pensar en la viabilidad de la modernización de la Fuerza Pública, con todo lo que esto conlleva; igual la necesidad de un amplia reflexión y discusión, tanto al interior de la Policía Nacional, como a su exterior, acerca de la conveniencia y oportunidad de su ubicación institucional en otro Ministerio diferente al de Defensa, por su carácter de cuerpo civil armado.
La necesidad de contar con una ley de seguridad y defensa, pero especialmente, cómo propiciar que los ciudadanos conozcan y discutan acerca del rol y misiones de la Fuerza Pública, o la conveniencia del voto, más allá de las lecturas politizadas o ideologizadas, viéndolas como lo que son, la Fuerza Pública de todos los colombianos, lo cual conlleva igualmente una mirada de éstas instituciones de la sociedad sin los prejuicios ideologizados del pasado.