La humanidad ha vivido devastadoras pandemias en los últimos 2.000 años: La peste negra, el cólera, la gripe española, el SIDA, el Ébola y el SARS. Sin embargo, ninguna de estas pandemias había tenido un seguimiento tan vibrante de toda la humanidad, un auténtico tiempo real, generando entre otras cosas una cooperación científica entre científicos de todas las nacionalidades sin precedentes en la historia, y a la vez teledirigiendo el comportamiento de todos ante una situación que nos sobrepasa.
Parece que el mejor ejemplo para reflejar la contundencia de la globalización es un virus. Hoy presenciamos las caras de esta realidad, el avance sin fronteras de la nueva pandemia, el COVID-19; el flujo de datos globales de la ciencia en todas sus escalas, así como en lo ‘glocal’ la resistencia de los gobiernos que -con sus capacidades- develan la enorme asimetría que viven los estados-nación del planeta.
Habíamos vivido un activismo climático, un activismo de derechos de género, un activismo de derechos de la naturaleza, de los animales, del agua, del aire, un activismo contra el fracking y a favor de una nueva matriz energética. Pero ahora ha surgido un nuevo activismo que no conocíamos y que se ha masificado a pesar de lo complejos que pueden llegar a ser los temas de los que trata: el activismo científico.
Y ante esto es bueno preguntarnos ¿qué es activismo? A mí siempre me preguntaron por qué me atreví a hacer política electoral con “temas que no dan votos”, como proponer para Bogotá la creación de una secretaria de ciencia, tecnología e innovación, si muy pocos entendían para qué servía eso. Pues bueno, hoy la ciencia está en boca de todos, incluso sin entender qué es ciencia o cuál es su impacto en la sociedad, pero sí por lo que nos ha dejado esta crisis. Ahora todos parecen comprender que un país que invierte y hace ciencia es un país que ante circunstancias como la que vivimos hoy la puede pasar menos peor. Y es por eso que todos van a elegir la causa de la ciencia.
Es por ello que no podemos dejar de ver el caso de un país como Corea del Sur, que en los años 50 era mucho más pobre que Colombia y que llegó a un extremo de pobreza -literal- en el que las mujeres vendían su pelo para hacer pelucas y los hombres su sangre para sobrevivir ¿Cómo logró avanzar? A partir de un acuerdo nacional, una política de estado en torno a una ecuación clara: Educación más planeación científica aplicada a su economía nacional. Todo esto hizo a Corea unas de las principales economías del planeta con base CTI, y no solo eso, la convirtió en una economía que incluso en tiempo de pandemia no para de crecer. ¿Ó cuanto creen que ya suma Corea del Sur en sólo ventas de pruebas para el COVID-19?
Corea del Sur invierte casi el 5% de su Producto Interno Bruto (PIB) en ciencia, siendo esta cifra mucho mayor que toda la inversión en ciencia de América Latina y el Caribe. Nuestro irrisorio 0,2% ya es suficiente causa como para promover un activismo científico, bajo la lógica de que los países son ricos y desarrollados por hacer ciencia
En medio de la incertidumbre que genera la situación que vivimos, se presenta una enorme oportunidad y es la de generar cultura científica en el imaginario de todos los colombianos. Sin quererlo, la ciencia se ‘cotidianizó’ ante la crisis y el tiempo real de la pandemia. Mientras estamos confinados en nuestras casas, la televisión, las redes, el whatsapp nos da el número de personas contagiadas, el número de personas recuperadas, el número de víctimas, pero quienes quieran o puedan ir más allá se encontrarán con nociones básicas de biología, de epidemiología, de estadística o incluso con un mayor conocimiento para ilustrarse sobre modelos matemáticos. La pandemia llegó, pero con ella una ilustración casi que forzada de algo que siempre fue lejano y desconocido, de algo sobre lo que pocos leían o sobre lo que poco se producía información fácil de entender, a la que ahora muchos pueden acceder.
Este miércoles, a las 5:00 p.m, haremos en colaboración con www.folou.co, Fridays for Future y su capítulo ‘United the Science’, y Creatividad para Colombia y su iniciativa Ciencia para Colombia, un webinar para que ustedes vean un buen reflejo de esto del activismo científico, diversidad de criterios y procedencias, tan amplias como el conocimiento mismo hablando de la importancia de que la ciencia esté en el imaginario colectivo, pero sobre todo que sea la ciencia la fuente de desarrollo y equidad para nuestra nación.