El Gobierno Nacional presenta ante el Congreso de la República un proyecto de reforma tributaria, que lejos de servir para mejorar las condiciones de una sociedad muy golpeada por la pandemia, y que vive la peor crisis social y económica de los últimos cien años, lo que hace es amenazar con debilitar, aún más, la capacidad de millones de colombianos para subsistir, alimentar a sus familias, garantizar un hogar para los suyos o poder forjar un futuro digno para sus hijos.
Raya en el cinismo, este proyecto de ley que se presenta como un mecanismo de una supuesta “solidaridad”, que apunta a que entre todos ayudemos a enfrentar el deterioro económico que nos ha generado la actual crisis. Sin embargo, esto no es más que un eufemismo, porque las medidas que contempla el proyecto de reforma, redundan en las anteriores fallas de un sistema tributario cargado de inequidades e injusticias; además de complejo, confuso y poco amigable con el contribuyente.
Basta mencionar que mientras el impuesto de renta empezará a ser pagado por los trabajadores que ganen $2.9 millones de pesos en 2023 y por aquellos que tengan ingresos mensuales de $2.5 millones de pesos a partir del 2024, la reforma reduce de 5% a 0% la tarifa de impuesto de retención en la fuente a los negocios con títulos valores que mayormente hacen los bancos, los grandes fondos de inversión y las AFP –Administradoras de Fondos de Pensiones-., garantizando así a los que más tienen unas condiciones ventajosas frente a los de «a pie».
En este sentido, la “solidaridad” de la que habla el gobierno es, entonces, una que va de abajo hacia arriba, pero no de los más ricos a los que menos tienen. Una “solidaridad” en la que la clase media y los trabajadores ponen la mayor parte, mientras los que más tienen mantienen grandes beneficios y privilegios. Esta reforma pide demasiado de quienes menos tienen y muy poco de las personas más adineradas, a quienes se les sigue permitiendo eludir y evadir pagar su parte justa.
Quienes nos gobiernan, en cabeza del Presidente Duque y mediante los oficios del Ministro Carrasquilla, quien ante las crisis nunca pone la cara, sino que envía a sus viceministros al escarnio público, han expuesto su real talante con el proyecto que presentaron. Definitivamente este es un gobierno injusto, que ha decidido obligar a un pueblo a recorrer el camino de la desesperanza en esta crisis con una perversa carga impositiva, cuando la Constitución y la moral les exigen que traigan alivio a los millones de personas que viven en angustia y desconfianza. No a la tributaria.