Circunscripciones especiales de paz, un logro para las victimas

Opinión Por

Del acuerdo del teatro colón, firmado el 24 de noviembre de 2016 entre el Gobierno Nacional y las FARC, y bajo la premisa de enriquecer el debate y la deliberación en torno de los problemas de nuestro país en el marco de una ampliación democrática, otorgándole voz a las organizaciones y movimientos sociales, a las mujeres, jóvenes, comunidades afro, y en especial a las víctimas del conflicto armado; en el punto 2.3.6 “Promoción de la representación política de poblaciones y zonas especialmente afectadas por el conflicto y al abandono” quedó estipulada la creación de 16 Circunscripciones Transitorias Especiales de Paz, exclusivamente por 2 períodos electorales. 

El propósito de estas Circunscripciones especiales es el de visibilizar las problemáticas de las zonas históricamente afectadas por el conflicto, como el abandono y la poca o nula presencia estatal, buscando garantizar la inclusión y la representación política de estas comunidades que son las que han vivido los horrores que solo la guerra puede traer. La tarea pues, de definir las reglas del juego para estas circunscripciones quedó en manos del Congreso de la República, donde el pasado viernes 10 de noviembre luego de una intensa discusión en la plenaria de la Cámara de Representantes se aprobó en cuarto y último debate el proyecto mediante el cual se da vía libre la creación de estos espacios de participación.  

Según el texto aprobado en Cámara, solo podrán postularse candidatos/as, personas que sean víctimas del conflicto que estén registradas ante la Unidad de Atención y Reparación Integral para las Victimas UARIV. Estas personas deben demostrar que son parte de alguna organización hace más de un año, y que esta organización a su vez, tiene más de 5 años de existencia, reza el texto. En contraste, el texto aprobado en Senado para este punto invoca lo siguiente: “Al menos una de las personas que se postule por cada Circunscripción, debe ser víctima del conflicto. Deberá demostrar que es habitante del territorio por el que espera ser elegido/a, y ser parte de una organización social sin ánimo de lucro con mínimo cuatro años de personería reconocida o acreditación ante autoridad electoral competente”. 

Ahora, el proceso que sigue es el de la conciliación de estos dos textos, donde desde este espacio, y como defensor de derechos humanos y de las víctimas, hago un llamado a los honorables congresistas a que no dejen que se pierda la esencia de lo acordado. Estas Circunscripciones de paz por su naturaleza deben ser representadas por las víctimas del conflicto armado, quien más sino ellas que son las que han sufrido en carne propia los horrores de la guerra, las que deben ocupar estos espacios. Representantes y candidatos: ya tienen 268 curules en el Congreso por las cuales disputar. ¿Es mucho pedir que estas nuevas 16 las dejen para las víctimas?  

El llamado no es solo a los políticos, es a la sociedad civil, nosotros los ciudadanos de a pie debemos ejercer veeduría a este proceso de conciliación de un texto donde una palabra de más o de menos o quizás una simple coma, puede cambiar el espíritu de lo acordado en el teatro colón.  

Honren la palabra empeñada señores Congresistas y no dejen que el apetito desbordado de poder saque del escenario a nuestros líderes sociales, campesinos, mujeres y comunidades afro que han padecido los vejámenes de la guerra.  ¡SI a las victimas ocupando las Circunscripciones especiales de paz!