En las últimas semanas se ha ido configurando un escenario global que apunta al inicio de una guerra comercial a niveles sin precedentes en la historia contemporánea, pues desde el fin de la Segunda Guerra Mundial y la conformación de las Naciones Unidas, el mundo ha buscado un sistema comercial con la menor cantidad de barreras posibles, como un mecanismo de construcción de unidad entre las naciones y de crecimiento económico. Entonces ¿Qué es una guerra comercial?
Se entiende como guerra comercial cuando dos o más países de forma simultanea empiezan una escalada de incremento de tarifas arancelarias o regulación al comercio exterior, con el propósito de favorecer a los productores nacionales de cada país o dañar la economía de la otra nación.
El escenario actual de confrontación comercial empezó a armarse cuando el presidente estadounidense amenazó con incrementar las barreras comerciales de una serie de productos, amenaza que fue respondida con otra amenaza por la Unión Europea y China, algo que de retórica no había pasada; pero hace un par de semanas la retórica se volvió un hecho cuando el gobierno norteamericano bajo el argumento de la seguridad nacional decidió incrementar los aranceles del acero y aluminio.
La acción de Estados Unidos de gravar las importaciones generó la reacción casi inmediata del gobierno chino gravando más de 100 productos norteamericanos, y dando como inicio al primer round de este ajedrez económico global. Es importante notar que en el último momento Estados Unidos no incluyó a la Unión Europea dentro del bloque de naciones afectas, lamentablemente Colombia no se logro salvar de esta medida.
El peligro de las guerras comerciales es su potencial de escalar y cada vez involucran a mas naciones, ya en el primer round china respondió y el gobierno Trump puede decidir si para o crea nuevas medidas de respuesta. lo único cierto por el momento, es que China no va a ceder, y es muy difícil saber hasta que punto los distintos gobiernos están dispuestos a llegar.
A medida que las medidas van escalando se corre el riesgo que el objetivo cambie, de proteger la producción nacional, a dañar la economía de la otra nación, así como las demás naciones afectadas empiecen a responder al bloqueo de sus mercados como resultado colateral de estas medidas proteccionistas de los jugadores principales (USA y China), pero este juego es lento, generalmente de meses entre una acción y respuesta pues implica estudios y análisis económicos, estas acciones no son a la loca y por ende esta confrontación comercial es una acción de largo aliento y que afecta las economías en el largo plazo.
En este nuevo escenario económico y político ¿Cuál es el papel de Colombia?, y la respuesta es elemental en sí misma; esta confrontación comercial no es nuestro problema y tampoco nos debe preocupar el daño que se hagan las distintas naciones siempre y cuando no nos toque, es decir el roll de Colombia es de neutralidad y una política de reciprocidad equitativa.
Razón por la cual lo primero que la Cancillería, el Ministerio de Industria y Comercio, y el gobierno en general, junto con los distintos sectores políticos en el congreso debe hacer, es buscar y usar todos los mecanismo diplomáticos y políticos posibles para que Estados Unidos incluya a Colombia dentro de las naciones exentas de la política proteccionista del acero y aluminio, esto implica entablar negociaciones diplomáticas con el gobierno de Donald Trump y con los congresistas de ese país de los distintos partidos, buscando lograr el objetivo de neutralidad de Colombia como objetivo principal en este nuevo escenario global.
Pero, si la diplomacia falla, el gobierno colombiano debe empezar a considerar un incremento generalizado de los aranceles y el endurecimiento de la regulación de importación de los productos e industrias afectados para protegerlas y salvaguardar el empleo nacional.
Lo más importante es mantener el roll de neutralidad y de usar la diplomacia para evitar que los productos colombianos sean incluidos dentro de las sanciones y limitaciones al comercio a medida que evolucione el ajedrez comercial, manteniendo una política de reciprocidad equitativa, y solo responder con medidas proteccionistas cuando la diplomacia falla, persiguiendo siempre la normalización del comercio.
Pero adicionalmente este nuevo escenario de gran convulsión originado por las grandes potencias económicas y que tiene el potencial de afectarnos, también se abre la gran oportunidad de diversificar nuestro mercado de exportación.
De todas formas, la mejor acción para no ser afectos por esta confrontación comercial es reducir la participación de nuestras exportaciones a las naciones que están en esta contienda, esto implica incrementar la participación de las exportaciones al resto del mundo, lo cual también se va a facilitar porque estas naciones también tienen el problema de que sus mercados externos se ven cada vez más reducidos.
Es decir, ahora es más fácil alcanzar tratados comerciales con una serie de naciones que también ven la posibilidad de que sus mercados se estrechen; lo impotente es buscar naciones que tengan la misma capacidad de competitividad o menor que la nuestra y que tengamos cierta capacidad o facilidad de llevar nuestros productos hacia ellos.
En otras palabras, es el momento de mirar a Centroamérica, el Caribe y el resto de países Suramericanos, para entablar tratados comerciales con el objetivo de asegurar un mercado a nuestras exportaciones en caso de que los mercados tradicionales se nos cierren, pero en el caso de que compradores tradicionales no nos cierren el mercado a nuestros productos estaríamos ganando el potencial para incrementar nuestras exportaciones a estos nuevos destinos y por ende incrementar el valor de nuestras exportaciones, en especial las no tradicionales.
También es el momento para plantear una estrategia comercial de diversificación de mercados y productos que apunten a colonizar comercialmente África, Medio Oriente y el Sudeste Asiático sin incluir a China o Japón (estas dos naciones esta estrechamente vinculadas a la puja comercial y es mejor mantener distancia y neutralidad para no quedar en medio de una confrontación que no es nuestra). Todo esto como un mecanismo de protección y diversificación de nuestro mercado para minimizar el riesgo latente de la guerra comercial que ha empezado, pero también como un mecanismo de fortalecimiento empresarial e industrial al incrementar los lugares donde se pueden vender los productos nacionales (tanto tradicionales como no tradicionales), en especial buscando países en los cuales podamos generar pequeños superávits comerciales o podamos exportar grandes cantidades de productos.