Es mucho lo que se habla sobre la forma de recuperar la economía no solo a nivel nacional sino internacional, pero todo dependerá también de la disciplina y la cultura ciudadana que tengan las distintas sociedades para prevenir la proliferación del Covid-19 y evitar así más cuarentenas.
Para algunos la manera de impulsar la economía es rehabilitar el tejido productivo, recuperar el empleo, proteger a las empresas y centrar los primeros esfuerzos en turismo.
Para otros es tener en cuenta la prioridad de rescatar el planeta, por lo que las prelaciones deben centrarse en mecanismos alternativos que garanticen el no aumento del calentamiento climático, la salud, y el bienestar de todos los colombianos en el largo plazo, en la creación de empleo y en establecer nuevas alternativas económicas como la bioeconomía o el ecoturismo por ejemplo.
La ciencia es clara al decir que el cambio climático supone una amenaza actual para la vida humana, la salud y la economía, por lo que toda política económica debe tener en cuenta esta situación.
Se avecina una crisis de seguridad alimentaria y la manera de afrontarla es pacificar el país, fortalecer el campo con tecnología, implementar la reforma rural integral, conectar los territorios con todo el país para que nuestros productos lleguen a toda la nación y a los mercados extranjeros. Urge a su vez la presencia del Estado en las zonas abandonadas de nuestra geografía con reformas sociales, servicios públicos y calidad de vida al sector campesino y a los territorios acechados por los grupos al margen de la ley.
Es fundamental acompañar y desarrollar la agricultura familiar del pequeño productor con acceso a la tierra, a la tecnología, a los créditos, ya que son ellos quienes pueden cambiar el rumbo de la seguridad alimentaria en el país.
Lo que sí es evidente es que debemos darle preferencia a la salubridad pública para que esta no colapse y pueda responder a las necesidades del momento con el profesionalismo que se requiere en todas las áreas; y en ese sentido invertir en ciencia, investigación y tecnología. Esto es algo que se impone para salir del aislamiento en que nos encontramos y más si somos un país que dice pertenecer a la OCDE.
Reinventar la industria con tecnologías del siglo XXI cimentadas en la sostenibilidad y la digitalización es otra necesidad, pues Colombia debe dar el salto y dejar de ser un país que solo exporta minerales y productos agrícolas para empezar a desarrollarnos y producir productos industriales no solo para nuestro consumo sino para exportación.
Teniendo en cuenta las pocas posibilidades de tener hoy en día una pensión, las altas tasas de informalidad y del desempleo, en particular la poca oferta de trabajo para los jóvenes quienes se sienten frustrados cuando terminan su universidad porque se ven confrontados a la exigencia de tener experiencia; se debe diseñar un nuevo país y quizás un nuevo modelo económico con un Estado más intervencionista y proteccionista. Para ello urge un dialogo nacional en el que la unidad nacional y la equidad sean los temas centrales de dicho modelo.
De otra parte, el Estado debe recuperar el papel de moderador del mercado inmobiliario con el fin de terminar con la especulación y la burbuja inmobiliaria que existe producto del lavado de dinero del narcotráfico.
Igualmente, vale la pena revisar si los tratados de libre comercio que tenemos en la actualidad, nos han representado una mejora en la balanza comercial, o si por el contrario es necesario modificarlos para proteger a los pequeños productores como lo hace la Unión Europea y los Estados Unidos.
Se necesitan políticas valerosas a través de un gran pacto de reconstrucción que refuercen los servicios públicos, la salud, la educación, desarrollar la infraestructura vial, el acceso a la información lo que significa opciones al mercado, protección del empleo y la competitividad de nuestra economía, desarrollando en particular los territorios azotados por la violencia.
Una alianza en la que se escuchen las necesidades de todos los grupos y de las minorías, con inversiones cambiando el modelo productivo que se focaliza sobre las grandes empresas, la minería, el petróleo sin dar suficiente atención a los pequeños productores, al campesino, al sector agrícola.
Colombia es un país que tiene una economía poco diversificada y que sigue sometida a la teoría de la dependencia. Es lamentable que se desaproveche el tratado comercial con la Unión Europea, ya que los productos que más se exportan son los aguacates y los limones, cuando se podrían exportar otros productos y reducir por la parte colombiana aún más las engorrosas tramitologías que hacen inviables las bondades propias de este tratado en particular.