Dos posiciones antagónicas: riqueza y miseria

Opinión Por

En la noticia de prensa del diario El Tiempo titulada Biden defiende ante el Congreso que EEUU ‘vuelve en marcha’ de fecha 28 de abril, me llamó mucho la atención lo que significa el desarrollo para una potencia y la visión del Presidente Joe Biden, en contraposición a la miopía del presidente Duque quien no tiene el enfoque de riqueza ni de equidad.

Con ocasión del desastre que ha dejado la pandemia en el mundo entero y por ende sus repercusiones sociales, económicas, de salubridad y culturales que han permeado la democracia y los Estados, se nota la diferencia de lo que entienden las grandes potencias por reactivación económica y la visión de los países de economías en desarrollo y en particular de gobiernos populistas.

Mientras que para Biden la reactivación económica se basa en lograr la cohesión social, acabar con la polarización, evitar el empobrecimiento de la clase media, en fortalecer y airear la educación así como lograr la inmunidad de rebaño que lo hizo; para el Presidente Duque, su reactivación se basa en una reforma tributaria que acaba con la clase media, no posee políticas públicas que tienda a reducir la pobreza y menos acercar a los colombianos a través de la cohesión social y la equidad.

Los cien días del gobierno Biden se ha caracterizado por una brillante ejecución frente a temas de vital importancia como son: la pandemia, la recuperación económica, el plan de infraestructura, la educación y los migrantes.

El gobierno Duque va a terminar su mandato y no ha anotado un gol, más bien, se ha hecho autogoles en distintos temas como: política exterior, manejo de la pandemia, corrupción, y ahora su máxima: la reforma tributaria.

Me permito transcribir las palabras del presidente Biden que son un ejemplo para el país, no solo para el gobierno, sino para los colombianos en general. Estas son: Después de solo 100 días puedo informarle al país: Estados Unidos vuelve a estar en marcha. Convirtiendo peligros en posibilidades. Crisis en oportunidades. Contratiempos en fortalezas”.

El gobierno Duque cree que con darle 50 o 100 mil pesos mensuales a una familia está acabando con la pobreza, es una visión miope, pues ese dinero no alcanza ni para comprar los huevos del ministro Carrasquilla. No es haciendo mendigos a los ciudadanos de escasos recursos, es creando empleos, es generando seguridad y justicia como lo está haciendo su homologo demócrata en los Estados Unidos.

ESTADOS UNIDOS

Uno de los temas centrales del discurso se concentró en su evaluación de la lucha contra el coronavirus y la recuperación económica, destacando su plan de rescate con el que logró la ayuda directa a millones de familias a través de cheques federales que promedian los 4.000 dólares (unos 15 millones de pesos) y que ya es considerado el primer triunfo de su administración.

De paso, el mandatario presentó la vacunación contra el covid como uno de los “grandes éxitos logísticos” de la historia de Estados Unidos. 

Mientras en Estados Unidos han aplicado más de 231 millones de dosis de vacunas inmunizando completamente al país, en Colombia no hay vacunas, tampoco dinero y su logística es vergonzosa.

Mientras el presidente estadunidense baso su reforma en materia fiscal en el “plan
para las familias estadounidenses”,
que contiene una inversión histórica en educación y en la infancia, por un monto cercano a los 2 billones  (millones de millones) de dólares, Duque baso su reforma tributaria en acabar con la clase media, en ponerle IVA del 19% al agua, a los servicios funerarios, a las divisas, a la canasta familiar y a la gasolina entre otros, lo cual es encarecer la vida de todos los colombianos: los ricos, los de clase media y los pobres. Me pregunto ¿Qué tiene eso de social?.

Por su parte Biden recorto 800.000 millones de impuestos para la clase media, prevé un billón de dólares en inversiones y cancelo los recortes de impuestos que Trump le había concedido a los más ricos; Duque desaparece la clase media y las inversiones que hace son para el sector financiero y un clan especifico que detenta la casi totalidad de la riqueza del país.

Para Biden su propósito lo describió como un “proyecto para construir Estados Unidos” teniendo en cuenta los intereses de la clase obrera, que generará “millones de empleos y billones de dólares de crecimiento económico durante años”. ¿Cuál será el significado y el interés de la clase obrera para Duque?

Lo que el gobierno Duque debería aprender es un poco de pertenencia hacia su país, hacia sus connacionales y de su historia. Biden da una lección importante cuando dice: Wall Street no construyó este país. La clase media construyó este país. Y los sindicatos construyeron la clase media.

Pero si de infraestructura se habla, el plan Biden tiene previstas unas inversiones de más de 2,3 billones de dólares en carreteras, puentes, aeropuertos y en fondos para hacer la transición hacia fuentes de energía renovable. ¿Es que se conoce algo similar, guardadas proporciones, en el gobierno Duque? Existen departamentos que no cuentan con carreteras, agua potable y energía, territorios en violencia que no tienen ni un puesto de salud, y todavía tienen el descaro de llamar social a una reforma tributaria que no tiene nada de tal, sino de cinismo; y para completar los famosos apoyos económicos que ofrece Duque para los más vulnerables se basan en los datos del SISBEN que todos sabemos que está lleno de colados y en cuyas bases de datos ni están todos los que son, ni son todos los que están.

Para Biden. “El plan de empleo estadounidense creará millones de empleos ligados por el principio de comprar productos hechos en EE. UU.”, y para Duque es importar más, en lugar de fortalecer las pequeñas y medianas industrias, en implementar los acuerdos de paz para robustecer y desarrollar el campo, en invertir en seguridad en los territorios y crear inversión social y extranjera.

Y si de migración se habla, no hay punto de comparación. Duque se rasga las vestiduras en el contexto internacional por la migración venezolana y los resultados han sido pobres, tan pobres como su política exterior y su gestión en general. Nada bueno ni para los colombianos ni para los migrantes venezolanos a quienes el gobierno no controla.

En fin, si seguimos marcando la diferencia y alargando la lista, nunca terminaríamos.

Cuando será que aprendemos a pensar en grande, a entender que es con equidad, paz, educación e infraestructura que desarrollaremos el país. En lugar de quejarnos deberíamos hacer lo que Biden ha hecho: Convirtiendo peligros en posibilidades. Crisis en oportunidades. Contratiempos en fortaleza.

Ex-diplomática. Abogada, con una Maestría en Análisis Económicos y en Problemas Políticos de las Relaciones Internacionales Contemporáneas, y una Maestría en Derecho Comunitario de la Unión Europea. Autora del Libro, Justicia transicional: del laberinto a la esperanza.