Ad portas de una reforma tributaria se habla de subir el IVA, bajar el impuesto a la renta a las empresas, reducir subsidios entre otras infinidades de opciones y propuestas que el nuevo gobierno por medio del Ministerio de Hacienda ha venido realizando.
Una de las propuestas banderas de la actual reforma tributaria es la de reducir el impuesto de renta a las empresas y el argumento básico para esta propuesta es que la reducción de este impuesto va a generar mayor inversión, por ende, mayor crecimiento económico el cual va a generar nuevos puestos de empleo.
Hasta aquí parece una propuesta magnífica, el problema es que actualmente el presupuesto de la Nación cuenta con un déficit fiscal que hay que reducir y no ampliar, y esta propuesta amplia el déficit y no lo reduce, entonces toca compensarlo con otra fuente de ingresos, y es por eso que se dice que se debe aumentar la base del IVA eliminado los bienes exentos del mismo.
Pero colocarle un IVA del 19% a todos los bienes de la economía tiene varios problemas, uno de ellos es los efectos inflacionarios y el ajuste del consumo a los nuevos precios, es decir, en el corto plazo los precios van a subir generando una presión inflacionaria que el Banco de la República no puede controlar y no debe controlar porque es un efecto pasajero normal de incrementar el IVA, aumento de precios que será asimilado por las familias colombianas reduciendo el consumo.
Es decir, al incrementar los precios el ingreso real de los hogares colombianos se reduce y por ende los hogares no tienen mas opciones que reducir su consumo, esto es un golpe directo al crecimiento económico en el corto plazo pues estaría debilitando el consumo privado el cual aún no está lo suficientemente fuerte para soportalo.
Por otro lado, decir que reducir la renta de las empresas va incrementar la inversión o reinversión de las mismas es falso, por varias razones, pero digamos que lo más simple es que las decisiones de inversión de las empresas no dependen de los resultados de las utilidades después de impuestos porque precisamente los impuestos es algo que ellas no controlan y maximizar una variable que no se controla puede resultar un error, dado que se puede estar tomando decisiones sesgadas por la variación de los impuestos y no por el comportamiento de la empresa; las empresas toman sus decisiones de inversión sobre el comportamiento y proyecciones del EBITDA (por su siglas en ingles de Utilidad antes de impuestos, intereses, depreciación y amortizaciones) por ser la utilidad que refleja el desempeño operacional de las empresas.
En otras palabras las decisiones de inversión se toman en búsqueda de la generación de valor, alcanzar objetivos estratégicos o incrementar las ganancias de las empresas, decisión que no depende de los impuestos sino de la dinámica del mercado, la demanda y competitividad de las empresas.
Nada garantiza que bajar impuestos aumente el empleo y genere mayor crecimiento económico, lo único que garantiza es que va a aumentar las utilidades netas de las firmas, no porque sean más competitivas, sino porque pagan menos impuestos, lo cual sólo afecta la distribución del ingreso, empeorándolo, volviendo más desigual a Colombia, algo que ya es mucho decir, porque somos uno de los países mas desiguales del globo con un coeficiente del Gini de 50.8 según el Banco Mundial
Ahora esto no quiere decir que no haya que tomar acciones para reducir el déficit fiscal lo cual implica subir los impuestos y pensar en recortar algunos gastos de forma inteligente, por eso, hay que reducir la dependencia de los municipios a las transferencias de la nación lo que implica dotarlos de recursos y capacidad de fiscalización con un predial rural que al igual que en las ciudades los propietarios paguen por sus propiedades y sea proporcional al valor de los inmuebles. Es incrementar la renta a personas naturales de altos ingresos y seguir muchas de las recomendaciones de la comisión del gasto.
Además, hacer una reforma fiscal para tapar un hueco de corto plazo sin tener en cuenta las condiciones de la economía, omitiendo que acaba de salir de una reforma fiscal sin darle el tiempo para que muestre sus efectos, es perder la posibilidad de hacer una reforma fiscal estructural que solucione de fondo los problemas reales de la tributación colombiana.
Finalmente, el gobierno puede pensar en hacer una reforma fiscal para tapar un hueco y luego otra y otra y seguir paliando el hueco hacía el futuro, o hacer la Reforma estructural que se lleva hablando hace años, para simplificar el sistema tributario, aumentar la base gravable, revisar las exenciones, eliminar los impuestos ineficientes, reformar los impuestos distorsivos, volver progresivo el sistema tributario, y garantizar los recursos requeridos por la nación.