Con noticias como las que hemos escuchado recientemente, relacionadas con el Vicegobernador de Texas que dice que abuelos (como él) preferirían morir antes de que el coronavirus dañe la economía de EEUU emitida por Univisión el pasado 24 de marzo, y la noticia que salió en EM el 25 de marzo, en la cual el Presidente del Brasil dice que el Covid-19 es “una pequeña gripe”, nos dejan perplejos.
Este problema de salubridad pública internacional ha contrapuesto a los gobiernos de todo el mundo con una elección controvertible: dañar su economía o perder miles de vidas.
Hoy los líderes no tienen el poder ni la organización para responder a esta situación, pues existen contradicciones entre ellos mismos, y entre ellos y los científicos.
Se ha comprobado que la mayoría de los dirigentes del mundo no tienen la logística para atender esta pandemia, no poseen las camas, ni los respiradores necesarios, ni invirtieron lo suficiente al sistema de salud.
Por su parte, el vicegobernador republicano de Texas es uno de quienes piensan que la economía está por encima de personas de la tercera edad, pues parecería ser que ellos son prácticamente basura y deben morirse.
Creería que a él se le olvida que todos envejecemos y que tenemos el derecho a la vida y a vivir con dignidad.
Además, en algún momento nuestros padres fueron jóvenes no lo dieron todo, y ahora cuando necesitan de la familia hay que botarlos o matarlos. ¿Qué clase de líder es este personaje?
De otra parte, no deja de horrorizar Jair Bolsonaro al minimizar el riesgo de la pandemia del Coronavirus, priorizando la economía por encima de los derechos fundamentales de los seres humanos, como es la vida, la salud, la integridad, entre otros más.
En un país populoso como el Brasil, la pequeña parte que se enferme gravemente aunque sea en un porcentaje del 5% como lo estiman algunos expertos requieren hospitalización, y eso suma miles de personas, con lo cual ya es un problema de gran envergadura.
Esta pérdida de seres humanos también cambiará el escenario mundial en muchos aspectos geopolíticos.
Es este contexto de mundialización en la que la democracia se debilita, y la ignorancia pulula, el elegir algunos de manera irresponsable, líderes en sus países como los antes mencionados, es un alto costo a asumir.
Cuando la Organización Mundial de la Salud pide a gritos que los países pongan a sus pueblos en cuarentena, el señor Bolsonaro y el presidente de México ponen en peligro sus naciones, al dejarlos a la deriva sin ninguna clase de medidas de protección para contrarrestar esta pandemia mundial.
Si bien es cierto que los costos que deberán afrontar los países a causa de esta problemática de salubridad pública mundial es enorme, la vida y la salud de las personas se deben priorizar por encima de la economía, pues el mundo ha pasado ya recesiones, en cambio las personas son irremplazables.
El problema es que los políticos como los populismos de derecha y de izquierda que debilitan la democracia y generan caos institucional, nunca se preocuparon por ejecutar políticas públicas que fortalecieran los sectores de la educación y la salud en sus países, para que pudieran estar preparados para enfrentar situaciones de gran envergadura como la que el mundo está viviendo actualmente.
Sorprende de igual manera, la disposición del Presidente Duque de auto prestarse recursos que vienen de los territorios y de las pensiones para dárselos a las empresas y a los bancos, cuando la prioridad debe ser la salud, el apoyo a los colombianos, a la clase media, y en particular a los más vulnerables de la geografía colombiana.
Es evidente que para contener la propagación del Coronavirus, se sentirá su efecto en la economía pues habrá un buen número de personas sin trabajo durante un tiempo, por lo que es necesario que los recursos se destinen a fortalecer la salud, crear incentivos laborales y apoyos sociales para que las personas tengan flujo de dinero y la economía pueda irse reactivando poco a poco.
Lo que es cierto para varios países entre ellos Colombia, es que se debe fortalecer la salud, reformar las EPS e IPS, e invertir más en ciencia y tecnología pues no sabemos cuánto va durar esta pandemia y se requiere medicinas y vacunas apropiadas.
El invertir en ciencia y tecnología, en salud y educación es una manera de ir avanzando en el desarrollo del país, que tanto necesitan los colombianos.
La solidaridad sin distingos ideológicos o de cualquier otra índole, junto a la toma de conciencia de la situación actual, será lo que nos puede llevar a que regresemos a la normalidad y fortalezcamos la democracia, pues como dice el adagio popular no hay mal que por bien no venga, hemos aprendido la lección y conocido quienes son nuestros dirigentes, para que así elijamos mejor en las futuras ocasiones.
Como dijo el senador Kevin Cramer “Este es un momento extraordinario que requiere respuestas extraordinarias”. En una crisis como esta, la preocupación por los déficits “tiende a pasar a un segundo plano”.
El impedir que el virus se propague a gran velocidad debe ser el objetivo de las políticas actuales de los líderes en el mundo.
Llamar a trabajar como lo hizo Donald Trump o Bolsonaro es irresponsable, pues los expertos en salud aseguran que la mortandad será peor y la problemática aumentará de tal manera que se saldrá de las manos.
Es lamentable que el dinero se convierta en Dios y los seres humanos en basura. ¿En qué mundo vivimos? ¿Qué clase de sociedad tenemos y tendrán nuestros descendientes?
Si las personas siguen votando por esta clase de líderes, mejor como dicen popularmente: “apaguemos y vámonos”.