ELECCIONES 2018: LOS PASTORCITOS MENTIROSOS Y EL LOBO FEROZ

Opinión Por

Tomado de El Espectador

A raíz de la columna de Daniel Coronell que reveló el audio de la entrevista donde Juan Carlos Vélez confesó la manipulación que hizo el uribismo para lograr el triunfo del NO, un tal Manuel Vega preguntaba en Twitter: “No entiendo por qué vuelve a un cuento que ya se contó, un capítulo de Colombia que ya concluyó. ¿Cuál es la novedad de lo que no se sabía?”. Y el columnista le respondió: “Porque el capítulo no ha concluido, esta será la misma campaña en 2018”.

Así es: lo que se está reeditando es la misma estrategia perversa de la campaña del plebiscito, cuando infestaron las redes sociales de propaganda negra y usaron el nombre de Dios como estandarte de su causa fascista. Esta columna incluso podría parecer una reedición de las cuatro que escribí en El Espectador dos meses antes del 2 de octubre tratando de advertir sobre el inminente peligro que  ello representaba, y considero mi deber dejar aquí constancia de ellas, en orden cronológico:

Homofobia y guerra sucia unieron fuerzas, 10 de agosto

La religión como arma política, 24 de agosto

Hablemos de cosas sucias, 7 de septiembre

Alerta: usan a Dios para seguir la guerra, 28 de septiembre

No sobra agregar que alarmado ante la situación desarrollé el Proyecto PEPA –Pedagogía para la Paz-, donde consigné una propuesta para hacer un cubrimiento didáctico en los medios sobre los verdaderos alcances del acuerdo. Gracias a los buenos oficios de un amigo político pude entregárselo en sus manos al entonces ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, pero fui consciente de que había fracasado en mi intención cuando él me dijo que lo único que podía hacer era pasarle el documento al Consejero de Paz, Sergio Jaramillo. Ahí entendí además por qué dicen que ‘una golondrina no hace verano’.

Es sabido que el presidente Santos acudió al plebiscito para taparle la boca a Uribe, convencido de que el pueblo lo iba a respaldar en su esfuerzo por consolidar la paz, pero le salió el tiro por la culata, por tres motivos básicos: el reclutamiento de pastores evangélicos y ‘cristianos’ (pagados, estoy seguro, pues a ellos no los mueve el amor a Cristo sino al dinero); la campaña enfilada a indignar a la gente, como lo reconoció Juan Carlos Vélez; y las encuestas que daban al SÍ como ganador en forma abrumadora. Esto último alentó el abstencionismo de los que pensaron ¿para qué salgo a votar si de todos modos ganará el SÍ?

Hoy se corre el peligro de que esas fuerzas oscuras comandadas por el siniestro senador Álvaro Uribe pongan Presidente en 2018, porque, como dije arriba, están reeditando su sucia estrategia. En lo referente a propaganda negra, aún no se ha dado la largada a la campaña electoral y ya comienzan a circular fotomontajes que ninguna persona culta se tragaría, pero son asimilados como verdad absoluta por la misma gente ignorante que votó por el NO para impedir “la dictadora homosexual”. Para la muestra, dos botones:

  • Foto de Claudia López sosteniendo sonriente su libro Adiós a las Farc ¿Y ahora qué?, al que le cambiaron el título por ¡Agradecida con las FARC! ¿Y ahora qué? Y a su lado se lee: “Claudia López y su oscuro pasado: ¿Sabe quiénes financiaron la educación de esta señora? Las FARC”. (Ver foto).
  • Portada de revista con Sergio Fajardo luciendo una boina como la del Che Guevara, con la leyenda ‘Fajardo presidió cumbre de izquierda’, acompañada de dos frases arriba y abajo: “FARC exigió a Diana Fajardo como magistrada”; y “Sin Petro, renace el lado izquierdo de Fajardo”. (Ver portada).

Los dos fotomontajes reflejan el pánico que tiene la extrema derecha a que coja fuerza la naciente coalición de centro-izquierda que López y Fajardo están liderando, y quieren inocularles ese miedo a sus masas de borregos alienados, del mismo modo que el año pasado triunfaron sembrando el temor a la “ideología de género”.

A lo anterior se suma que han comenzado a reactivar sus legiones de pastores cristianos y evangélicos, cual perros rabiosos adiestrados para la guerra. La prueba está en la columna de Yohir Akerman del domingo pasado, donde habla de una reunión que se dio en Bogotá el 24 de mayo para juntar a varios sectores del cristianismo, presidida por el falso pastor cartagenero Miguel Arrázola y en la que participaron (según audio de Arrázola dirigido a su colega Lyda Elena Arias) “Viviane Morales, Eduardo Cañas, Ricardo Arias, el Pastor Eduardo, John Milton, Rusvelt y Héctor Pardo”, con el propósito de conformar “el Consejo de Ilustres que va a dar las directrices a un comité ejecutivo sobre cómo enfrentar el país al 2018 en las elecciones”. (Ver columna).

La consigna que ahora se ha impuesto el uribismo es la de hacer ver a Juan Manuel Santos como un lobo con piel de oveja, y en esa tónica quieren convencer a las mayorías de que se estaría fraguando una alianza con las Farc para conducir el país a las garras del castrochavismo.

Para contrarrestar este proyecto maquiavélico de largo alcance, el gobierno nacional debería adoptar creativas medidas de choque –tan creativas como las de los propagandistas de la caverna- que permitan ver dónde está el verdadero lobo feroz. Se trata de demostrar que sí es posible un futuro cargado de esperanza, antes de que la fiera herida (herida por la paz) logre germinar en los corazones de los colombianos la semilla del odio y termine por lanzarnos a todos de nuevo por el despeñadero de la guerra.

DE REMATE: Pese a que avanza con paso firme la coalición entre Claudia López, Sergio Fajardo y Jorge Robledo, el peligro latente es que se conformen dos grandes bloques de centro-izquierda y por el medio se nos cuele el lobo. El otro bloque lo lidera Gustavo Petro, quien en asunto de coaliciones ya sentó un pésimo precedente cuando en su alcaldía desbarató la que lo hizo elegir: Antonio Navarro, Carlos Vicente de Roux, Daniel García-Peña, Guillermo Alfonso Jaramillo…