La Ciencia, la Tecnología y la Innovación en Colombia, entre serendipias y casualidades

Opinión Por

Dicen que las casualidades no existen y que todo ocurre en tanto hay un por qué. En el ámbito de la ciencia, las llamadas casualidades reciben el nombre de serendipias y se hace alusión a ellas para representar aquellos hallazgos a los que se llega cuando se está buscando otra cosa. Al respecto, no es casualidad entonces que un par de semana después de haber publicado mi columna: “Afuera no nos están esperando”, en la cual ofrezco una reflexión sobre la imperante necesidad de fomentar en Colombia los procesos de Ciencia, Tecnología e Innovación; otros dos acontecimientos en esa misma línea sucedan en el país:

El primero tiene que ver con la carta que hace unos días, más exactamente el 25 de octubre, un grupo de al menos trece premios nobel envió al presiente Juan Manuel Santos, porque consideraban que “en lugar de aumentar desde un muy bajo 0,2 % del PIB, el presupuesto colombiano de ciencia y tecnología para 2018 continúa siendo extremadamente bajo”. Y el segundo es la “V Reunión de Ministros y Altas Autoridades de Ciencia y Tecnología” organizada en la ciudad de Medellín por la Organización de Estados Americanos (OEA) los días 2 y 3 de noviembre, en la cual se presentaron iniciativas que buscan contribuir con los procesos de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Organización en la región.

 

Los tres momentos (mi columna, la carta enviada por los Nobel al presidente Santos y la Reunión de Ministros organizada por la OEA) tienen un elemento en común: Llamar la atención -como lo hiciera la Comisión de Sabios en el informe “Colombia al filo de la oportunidad” publicado en 1994- sobre la necesidad de avanzar con decidido esfuerzo en la consolidación de procesos científicos que le permitan a nuestro país actuar en la lógica del desarrollo de otros países del continente y del mundo. En palabras de Nestor Mendez, Secretario General Adjunto de la OEA, extraídas de su discurso de bienvenida a la V Reunión de Ministros y Altas Autoridades de Ciencia y Tecnología, se trata de propender por una “innovación inclusiva como clave para reducir la desigualdad y aumentar la productividad en la región”

Me interesa destacar que en la misiva enviada por los galardonados del que es quizá el  premio más importante a nivel mundial, el Nobel, los firmantes advierten que “Las consecuencias serán devastadoras e irreversibles, porque la ciencia y la educación son esfuerzos a largo plazo que deben ser respaldados de manera consistente. Muchos brillantes estudiantes y académicos colombianos ya han abandonado el país debido a los terribles acontecimientos del pasado”.

Tengamos en cuenta, entre otros datos relevantes, que: i) son más los cerebros fugados que los que tenemos hoy dedicados a la ciencia dentro de los grupos de investigación y desarrollo; ii) mientras el año pasado en Colombia se adquirieron 99 patentes, en Estados Unidos (país en el mundo con más productos científicos) se adquirieron 56.595; iii) en comparación con  países como Chile, Brasil, Argentina y México, Colombia destinó durante los últimos cinco años el menor porcentaje del PIB para investigación y desarrollo; y iv) suman más las patentes por año adquiridas por Colombianos a nombre de los países en los que residen en el exterior, que las que adquiere Colombia con todo su capital de conocimiento activo en materia de investigación y producción científica.

Los científicos del mundo creen más en nuestras posibilidades que nosotros mismos. Hoy tenemos inmejorables oportunidades para acceder al desarrollo; miremos algunas de ellas: i) la guerra se acabó, pero debemos demostrarlo entregando parte de sus recursos a la ciencia: no olvidemos que nos encontramos en la sociedad del conocimiento; ii) contamos con la Ley 1838 de 2017, sobre “Spin Off” (Empresas Basadas en Conocimiento) con la cual se eliminan las barreras para garantizar que haya producción científica; y iii) estamos avanzando en la creación de un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que lidere el Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, a través del cual se pueden gestionar no solo recursos públicos, sino atraer inversión extranjera e incentivar la formación de Alianzas Público Privadas (APP) para transferir conocimiento a nuestros recursos naturales volviéndolos productos innovadores con reconocimiento mundial.

Adicionalmente, es importante destacar que contamos con personalidades tan importantes como Adriana Ocampo (Directora del programa de Ciencia de la Nasa), Marco Alemán (primer colombiano y latinoamericano en ocupar el cargo de Director de la División del Derecho de Patentes de la OMPI), Rodolfo Llinás Riascos y Manuel Elkin Patarroyo, entre muchos otros que contribuyen con el desarrollo del país a partir de sus estudios e investigaciones en distintas especialidades; tenemos dos mares inmensos y ricos en biodiversidad que aún no explotamos científicamente; y gozamos de un territorio que en superficie y riqueza natural es mucho mayor que otros países desarrollados (Israel, por ejemplo, es más pequeño que la Guajira y aún así supera a Colombia en el numero de patentes adquiridas por año. Alemania, en superficie, es la tercera parte de Colombia y posee casi el doble de universidades. Japón, con un territorio que también representa la tercera parte del que tiene Colombia, triplica su número de universidades. Corea del Sur tiene menos de la decima parte de la superficie que posee Colombia y aún así adquiere -por año- 150 veces más patentes que las que obtiene nuestro país).

Debemos recordar que “No hay nada más liberal que la educación y la desarticulación del conflicto armado”. No podemos olvidar que los países que decidieron dejar atrás la guerra, la violencia y la torpeza e idiotez de asesinarse entre sí, dieron El paso adelante de la mano de la educación, la ciencia, la tecnología, la innovación, la autodisciplina y el amor propio. En atención a lo anterior, me sumo a la preocupación de los intelectuales del mundo respecto al futuro de la ciencia en Colombia, porque en distintos escenarios he manifestado que – de cara al futuro- no tenemos mejor diferencial que el impulso que podemos darle a nuestros procesos relacionados con la Educación, la Ciencia, la Tecnología y la Innovación.

Presidente Santos, usted ya logró algo muy importante que fue la desarticulación del conflicto armado por la vía de los acuerdos con las FARC. Por tal razón, reconociendo su contribución a este proceso y destacando que es importante avanzar en otras condiciones de posibilidad para el bienestar de todas las personas, le pido nuevamente que convoque una Misión de Sabios, al estilo de la integrada en 1994, que defina los destinos de la ciencia, la tecnología y la innovación para Colombia. Asimismo, me uno a la solicitud – en el sentido de la carta de los nobel- para que “su Gobierno considere aumentar significativamente su presupuesto de ciencia y tecnología en los años venideros”.

Abogado de la Universidad de Medellín. Con una especialización en Derecho Empresarial de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Fue asesor de la Gobernación de Antioquia, y Personero Delegado en Derechos Humanos ante la Fiscalía de Medellín, actualmente es Senador de la República.