La hora del campo colombiano

Opinión Por

El nuevo gobierno que va a empezar este siete de agosto va tener una virtud que ningún gobierno en la historia de Colombia ha tenido, es la virtud de un campo en paz, es la virtud de poder transportar productos, maquinaria o cualquier bien por los caminos de Colombia sin mayor riego, es la virtud de la paz, paz que a excepción de unos focos de inseguridad en unos departamentos y municipios específicos goza la mayor parte del territorio nacional.

Y esta gran virtud que entrega el gobierno Santos como su principal legado es la oportunidad en sí de desarrollar el campo y la agricultura, una oportunidad casi única. Pero desarrollar el campo debe pasar de la retórica de campaña a la política pública concreta para poder aprovechar la oportunidad que se deslumbra, de lo contrario veremos pasar la oportunidad frente a nuestros ojos como un moribundo ve su vida pasar mientras exhala su último aliento.

Y es que la oportunidad para desarrollar el campo y para que el sector agrícola se convierta en un sector que sostenga a la economía no quiere decir que lo vaya ser, es solo la promesa, es la opción de desarrollo, pero para convertir esta opción en realidad hay que construir una política pública que permita materializar estas potencialidades, productividades y procesos generadores de valor y riqueza.

El campo colombiano se merece tener la calidad de vida y oportunidades que se gozan en las ciudades sin que en el proceso se destruya su cultura y su forma de vida campesina que gira alrededor de la labor de la tierra, pero para lograr esto se requiere todo un plan que abarqué vías, maquinaria e inversión en capital,   potencializar el talento humano de las regiones y una institución adaptada a la realidad del campo.

Las vías que el campo requiere no son las vías 4G o las megas autopistas que surcan el territorio nacional, se requiere una infraestructura de vías secundarias que conecten los municipios entre si y a ellos con las autopistas; se requieren vías terciarias que comuniquen las veredas con sus cabeceras municipales y a su vez con las vías secundarias, estas vías son esenciales pues sin ellas los costos de trasporte son astronómicos, encareciendo los insumos y encareciendo el precio de venta o absorbiendo toda la ganancia de los productores, volviendo irreal la posibilidad de vender productos a agrícolas en los centros urbanos o expórtalos al no ser competitivos, sin estas vías la capacidad del desarrollo del campo es solo una promesa vacía, es solo un sueño idílico e imposible de cumplir.

Pero en el campo no solo requiere vías, que son suprema importancia para que sus productos fluyan a las ciudades y los insumos vengan de las ciudades junto con los ingresos que se requiere para atacar la pobreza, también es necesario fortalece el talento humano por medio del fortalecimiento, la educación básica de los municipios y llevar la universidad al campo, es decir, sacar la universidad de las capitales departamentales y llevarlas a los municipios o regiones agrícolas (aclaro no es decir una universidad por municipio) es construir una red de universidades públicas (de orden nacional o departamental) que se localicen en municipios agrícolas estratégicamente ubicados y ofrezcan una cobertura a varios municipios con carreras profesionales relacionadas con la actividad agro-pecuaria, es decir, veterinaria, agronomía, zootecnia, biología e ingeniería industrial (enfocada a la producción agrícola), entre otras ingenieras también rediseñadas a las necesidades del sector agrícola, ésta profesionalización de los campesinos y jornaleros agrícolas permitirán tecnificar el campo (apropiar conocimiento moderno a la actividad agrícola) y construir una clase media rural que sustente el desarrollo regional como lo hace en las ciudades, llevando las oportunidades a la población rural sin romper su cultura pues serán ellos mismos quienes recibirán la educación.

El desarrollo de las universidades agrícolas debe estar acompañado de la especialización de ciertas labores como lo han desarrollado en el SENA, dado que el campo también requiere trabajo técnico y la asistencia técnica y asesoramiento que prestan las Umatas.

Pero el campo requiere inversión en maquinaria y tecnificación si se quiere volver rentables las actividades agrícolas, y esto requiere entender que hay dos campos en Colombia: Primero, el de los grandes terratenientes, y segundo, el de los campesinos, y por ende el proceso de maquinización e inversión debe ser diferente, al gran propietario basta con habilitar una líneas de crédito o créditos con tasa de interés más baja que la del mercado, mientras que al campesino se debe desarrollar por medio de cooperativas productivas que permitan generar escala en la producción o con maquinaria publica en posesión de los municipios que se rente o se disponga de forma común y subsidiada.

Pero para financiar esto y poder garantizar su sostenibilidad en el tiempo se requiere unos municipios fiscalmente fuertes, con un sistema legal  fuerte y cumplimiento de ley; esto implica solucionar el problema de la tierra, es decir, titular los predios, todos los predios en Colombia que el estado y cada propietario sepa y tenga plena claridad sobre sus predios y linderos, y que la única forma para adquirir la tierra sea por medio del mercado de tierras pues todas están contabilizadas catastralmente, de esta forma eliminar la posibilidad de incrementar la tenencia de tierra con la práctica de correr la cerca que es la cuna de la violencia en Colombia.

El titularizar y registrar catastralmente tiene la virtud de que automáticamente se incrementa el recaudo de los municipios por concepto de predial y genera un gran incentivo a los poseedores de predios en desuso a ponerlos a producir, sin estos ingresos que le darán soporte fiscal a los municipios agrícolas, no tiene sentido pedirle al gobierno nacional una inversión billonaria en vías secundarias y terciarias que los municipios no puedan sostener en su mantenimiento.

Economista y Magíster en Economía de la Universidad Externado de Colombia. Fue docente de la Universidad Externado, Ex-analista de deuda del Ministerio de Hacienda. Asesor y consultor en modelación macroeconómica.