El Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez no debió haber renunciado, la renuncia fue una decisión desproporcionada porque esta controvirtiendo, por supuesto, como es normal entre los poderes jurisdiccionales con competencia cada uno. Es un tema que tiene su trámite, que tiene su procedimiento, incluso continuará para ser ejecutoriada completamente la decisión de no extradición de Santrich, es decir, falta mucho de procedimiento.
Pero también hay que decir que en Colombia esto no es raro, aquí en éste país no ha ocurrido nada extraordinario, aquí también ha ocurrido mucha confrontación entre el ejecutivo y el legislativo, el legislativo con el jurisdiccional y ha habido choque de trenes, en fin, esto no es raro en Colombia, esto es un país de temas contenciosos frecuentemente, de crisis frecuentes y tercero, estamos enfrascados los sectores institucionales en temas que no son del interés del país, que todo lo contrario, están desviando la atención del país sobre los problemas reales que tienen los colombianos del día a día, como por ejemplo; la crisis del tema de desempleo, la crisis pensional, la crisis del sector agropecuario y muchos sectores están esperando decisiones del Gobierno Nacional y del Congreso y no estamos generando acciones contundentes a estás necesidades por estar en estas peleas.
Ahora, frente a la renuncia sorpresiva también de la Ministra de Justicia, Gloria Borrero, dos consideraciones al respecto, sale una académica atropellada por la ideología y la doctrina del partido de Gobierno, porque su agenda no representa las mayorías nacionales representadas en el Congreso de la República.
Sale una académica y entra la representación de la caballería más recalcitrante del partido de Gobierno, con sus extremismos polarizantes, Dios tenga de la mano al Presidente Iván Duque porque con ello está prácticamente demostrando que no hay política de Estado, ni de Gobierno y solamente habrá política de partido en la agenda legislativa y en la agenda de trabajo del ejecutivo.
Sinceramente creo que los colombianos en general ya no aguantan un escándalo institucional más, todos los días salen las mismas noticias sobre actos de corrupción, actos de confrontaciones políticas y mientras tanto en la cotidianidad del pueblo colombiano la gente esperando resultados a los grandes problemas nacionales ya mencionados.
Incluso la última encuesta de Gallup, refleja que en el último trimestre aumentó el número de colombianos que creen que las cosas van por mal camino. Algo realmente triste en un país con tantas potencialidades en diversos campos, pero que quienes hoy lo lideran les interesa más hacer trizas la Paz, inmiscuirse en temas internacionales, cazar peleas políticas, que hacer una verdadera agenda nacional.
El presidente Iván Duque, en meses anteriores había logrado algún repunte en su favorabilidad, pero todos estos episodios recientes ha hecho que el Jefe de Estado baje en caída libre.
Hoy, la percepción que tienen los colombianos es que la situación en el país está empeorando, hoy uno de cada cinco colombianos ve con buenos ojos lo que está sucediendo en el país. Pero un gran margen afirma que el país va por mal camino.
Revertir esto depende del liderazgo que pueda surgir del Presidente de la República y de su gabinete en pleno, pero ojalá sin dejarse cooptar por su ideología y doctrina de partido, que tanto mal le hace al país.
El primer mandatario ha cumplido ya más del 20% de su período de Gobierno y sin embargo, no se ve una agenda nacional coherente, establecida y con resultados. Ha sido un inició de Gobierno “tibio”, ausente de grandes decisiones, los grandes proyectos no se han visto y la agenda legislativa se quedó sin temas del ejecutivo, salvo la Ley TIC´s que aún espera debate.
Ojalá que Colombia recobre el rumbo, y no se siga hundiendo en la desesperanza, en la decepción generalizada del colombiano del común y que las cosas mejoren, el país nos pertenece a todos y por ende deseamos que salga adelante, que al Presidente le vaya bien, al fin y al cabo tiene que velar por el bienestar de todos sin distingo alguno.
Así que menos renunciatones, más acción y cero confrontaciones.