El sistema político colombiano estuvo monopolizado durante un trecho largo de su historia por el bipartidismo liberal-conservador; pero esa situación empezó a erosionarse desde los cambios constitucionales de 1991 y la característica del pasado en que uno de los dos partidos tradicionales podría aspirar a triunfar en unas elecciones, no es posible, lo cual coloca como prioridad el hacer acuerdos, alianzas, coaliciones. Y ello en la actual campaña electoral está al orden del día, por los que aspiran a triunfar, especialmente en la disputa presidencial.
Hoy tenemos un escenario de alta dispersión de las fuerzas políticas, que hacen no sólo improbable que cualquiera pueda ganar las elecciones independientemente, pero ni siquiera tener certeza de poder pasar a la segunda vuelta de la elección presidencial.
Esto es válido tanto en el campo de la derecha política, como en el de las izquierdas, así como en los que se consideran fuerzas políticas de centro. Por el momento se están buscando conformar tres coaliciones políticas. La de la derecha política, donde se sitúan en principio tres candidaturas presidenciales, la de Iván Duque del partido Centro Democrático, la de Martha Lucía Ramírez que agrupa un sector del conservatismo y Alejandro Ordoñez, que reflejar una derecha conservadora de alta influencia religiosa. La que se considera de centro-izquierda y que agrupa a Sergio Fajardo de Compromiso Ciudadano, Claudia López del partido Alianza Verde y Jorge Enrique Robledo del Polo Democrático Alternativo. La de izquierda que agrupa las candidaturas de Clara López del partido ASI, Gustavo Petro del movimiento Progresista y Carlos Caicedo y Fuerza Ciudadana.
La coalición de la derecha no parece ser viable electoralmente sino van, por los menos, esas tres fuerzas agrupadas; eventualmente podrían intentar atraer a Juan Carlos Pinzón y su movimiento. Las dos coaliciones de centro-izquierda tienen un mayor desafío, no sólo articular a alguna de ellas al candidato del partido Liberal, Humberto de la Calle, sino lograr una confluencia entre las mismas para lograr que las fuerzas que comparten objetivos políticos similares sumen sus efectivos. Adicionalmente tienen la tarea de acercar a los votantes del movimiento de la candidata Piedad Córdoba.
El candidato que sigue estando como una ‘rueda suelta’ es German Vargas Lleras, quien parece haber logrado agrupar alrededor de su candidatura presidencial, no sólo a su partido político Cambio Radical, sino una serie de estructuras electorales regionales que se harán contar en las elecciones y que difícilmente se reflejan en los sondeos de opinión. Esta opción política, tampoco es claro que tenga, individualmente, la capacidad electoral para garantizar su paso a una segunda vuelta presidencial, pero igualmente no es claro con quienes se podría aliar para aumentar su caudal electoral. Sin duda es una candidatura que podría naufragar en su deseo de pasar a una segunda vuelta presidencial, si las coaliciones de la derecha y del centro-izquierda se organizan.
Quedan los partidos de influencia religiosa, el Mira y Somos que avala la candidatura de Viviane Morales y que no es claro cómo se comportarían en una segunda vuelta presidencial y hacia dónde tratarían de influenciar a sus votantes; votación ésta que no es despreciable y que normalmente tiende a comportarse de manera altamente disciplinada.
Veremos cómo funciona esta nueva ‘democracia de coaliciones’ y en qué medida garantiza gobernabilidad y estabilidad a los gobiernos.