Las sociedades en las que existe menor distancia social entre sus gobernantes y sus gobernados tienen menor probabilidad de colapsar, según Jared Daimond. Asimismo, las sociedades que están más abiertas a desarrollar innovaciones con sentido incluyente tienden a ser más capaces de llegar a consensos, a la vez que las sociedades que desarrollan la capacidad de llegar a consensos tienden a ser sociedades más innovadoras en el marco de modelos políticos legítimos que favorecen la construcción de paz estable y duradera.
Para abordar esta reflexión sobre la necesidad de promover la cultura de la innovación comunitaria a través del desarrollo de la capacidad de llegar a consensos presento dos fenómenos distintos, primero, la economía del narcotráfico en Colombia y, segundo, en las experiencias de los Países Bajos y la región del Magdalena Medio que retratan modelos de innovación incluyente.
El narcotráfico una cadena que innova para la ineficiencia y la creación de cargas sociales
En teoría, las economías enfocan su producción según su ventaja competitiva y comparativa, sin embargo, la cadena de valor del narcotráfico, está compuesta por un conjunto de actividades ilegales, que implican el desarrollo de destrezas y capacidades particulares que permiten el funcionamiento de la actividad ilegal, sin generar valor en la cadena en sí, para explicar esto Francisco Thoumi enumera un conjunto de actividades necesarias específicamente en industrias ilegales de narcotráfico, desde esta perspectiva una economía de narcotráfico resulta altamente ineficiente.
1. Comercializar insumos (ilegales) a través de contrabando.
2. Sembrar. cosechar y cuidar plantíos (ilegales).
3. Desarrollar sistemas (ilegales) de manufactura.
4. Vender productos (ilegales) en los países donde hay producción (ilegal) de drogas.
5. Contrabandear el producto para sacarlo del país.
6. Desarrollar redes de mercadeo del producto en otros países.
7. Transportar el dinero obtenido cambiar a otra moneda sin revelar su origen (ilegalmente entre fronteras).
8. Lavar e invertir las ganancias obtenidas.
Thoumi denomina “destrezas ilegales” a las capacidades que deben desarrollar los actores vinculados a economías de narcotráfico, funcionales para actuar en entornos institucionales, fundamentales para el sostenimiento de la industria, en lugar de aportar bienestar social generan rentas y se convierten en una carga social.Este factor será determinante para entender la economía colombiana, caracterizada por ser altamente ociosa. Según Alejandro Reyes, un ejemplo de esto es la concentración de tierra para vivir de la renta evadiendo impuestos, sin generar valor agregado, condición que ha tenido repercusiones en el incipiente desarrollo de las industrias nacionales, el desarrollo de innovaciones tecnológicas e industriales y la persistencia de la pobreza y la desigualdad social.
Cuando se innova para el beneficio de la comunidad
Países Bajos.
Los Países Bajos están literalmente por debajo del nivel del mar en la mayoría del territorio, la montaña más alta alcanza los 300 m.s.n.m, ahí nadie se salva del riesgo de perderlo todo, aún la vida por las difíciles condiciones geográficas en la que tiene lugar este país, según Ben Coates, las complejas condiciones ecosistémicas que afectan a ricos y pobres por igual permitieron crear desde larga data una sensación de comunidad de cuidarse entre todos. La necesidad compartida de protegerse entre todos ha conducido a los líderes políticos a ser más empáticos con sus conciudadanos y a las empresas a liderar innovaciones incluyentes.
Durante el siglo XVII los holandeses fueron grandes exploradores globales, hicieron magnas riquezas, que costaron muchas vidas, algo que no podemos perder de vista. Lo que quiero enmarcar de la experiencia holandesa, es su aprendizaje sobre como redistribuir su riqueza invirtiendo en bienes comunes que mejoran la calidad de vida de todos, ellos comprendieron que una economía nacional va a la velocidad de los más rezagados, no de los más ricos. Estos aprendizajes históricos sobre la solidaridad, les permitieron sobreponerse de la Segunda Guerra Mundial con resiliencia, y no sería sorpresa que sean de las sociedades que mejor se organicen para sobrellevar la actual crisis de epidemia.
Magdalena Medio
Desde que escuché por primera vez sobre la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC) en 2016, se han convertido para mí en un modelo emblemático de innovación comunitaria en Colombia. La ACVC está compuesta por hombres y mujeres campesinos, oriundos de la región del Magdalena Medio, que desde hace más de 20 años se han organizado para construir un proyecto político, social y económico propio. Creando una Zona de Reserva Campesina.
La ACVC funciona a través de comités, la toma de decisiones es comunitaria, pero también es formada e informada, los asociados han recibido formaciones en participación ciudadana y gobernanza que se entretejen con formaciones técnicas para mejorar sus cultivos, especialmente de arroz y la producción de cárnicos y lácteos de búfalo, en su organización de economía solidaria “Ecobufalo”. A través del consenso, la autogestión y la innovación para resolver problemas cotidianos han participado en espacios de decisión territorial promoviendo la conservación de los territorios y se han convertido en un modelo de construcción de paz territorial.
En Colombia existe una gran distancia entre gobernantes y sus conciudadanos, por lo que no es de sorprender que a nuestros líderes políticos les parezca falso que existan personas que ganan menos de 2 millones de pesos colombianos al mes, o que se han empobrecido durante el confinamiento. La innovación, la paz estable y duradera llegan cuando nuestros gobernantes se bajan de su torre de marfil para entender el país tan complejo y maravilloso que les corresponde gobernar.