En aras de fortalecer la democracia, se crearon los presupuestos participativos, para que sea la ciudadanía la que dirija el gasto y la inversión, es así donde en teoría quienes conocen sus necesidades son quienes sabrán priorizarlas.
En lo local, esto se materializó en los Planes de Desarrollo Local, que en teoría compila decisiones resultantes de los Consejos de Planeación Local, conformado por un representante por un representante de cada sector y de los Encuentros Ciudadanos.
Lo curioso es que estos Consejos de Planeación, no fueron una invención de esta alcaldía, pero es innegable que en este periodo se hicieron mucho más visibles. Su creación se remonta al acuerdo 13 del 2000 del Concejo de Bogotá.
Los Consejos de Planeación Local fueron diseñados como entes consultivos y como una instancia de participación, no obstante su ejecución, no ha sido como se planeó, en gran parte debido a las vicisitudes triviales del dialogo con la comunidad (discusiones acaloradas, sectores desorganizados, la escasa cultura deliberativa), pero también por el gran margen de libertad o si se quiere, autonomía que se le dio al ente, sumándole a las fallas en la comunicación y la desinformación social, las cuales se esbozarán a continuación.
Primera tara: la falta de información
El gran reto de involucrar a la ciudadanía siempre será la falta de interés y la desesperanza frente al cambio; pero a esto hay que sumarle el creer que las opiniones no serán tenidas en cuenta y que es imposible participar en las decisiones.
Pero superada la barrera del desinterés, viene otro gran problema que es la insuficiente información en cuanto a la organización y los mecanismos e igualmente entidades gubernamentales. Y es que aún a pesar de los múltiples esfuerzos en cuanto a publicidad para la participación, la divulgación de estos por parte de los ediles y funcionarios públicos, muchos no se conocen los canales, mecanismos.
Pero, aunque algunos ya superan las anterior mente mencionadas taras, conocen los medios y en términos generales la estructura, viene otro problema derivado de la desinformación y es la manipulación que lleva a la malversación.
Segunda tara: la malversación
Lamentablemente hay intereses personales que se aprovechan de la ingenuidad de los ciudadanos que participan, priorizando necesidades, proyectos que realmente deberían estar de últimas en la agenda por no ser de carácter urgente. Al haber tanto desconocimiento y desorden frente a la participación de la población algunos se dan a la tarea de organizarlos, sectorizarlos no para el logro de un fin altruista sino personal.
— En una sociedad desinformada, las buenas intenciones son manipuladas. —
Tercera tara: la paupérrima comunicación
Este punto se deriva del primero, en ocasiones no hay comunicación entre los sectores, entidades, colectivos… ni hay un diálogo directo con la comunidad, sino siempre por medio de intermediarios, que pueden ser o no los idóneos, porque ocurre que algunos sectores son representados por personas que en la realidad no hacen parte y no le afectan las decisiones de ese grupo.
En conclusión
Aún a pesar de las múltiples taras de los Encuentros Ciudadanos y los Consejos de Planeación Local, es vital participar en ellos y más cuando se tiene interés en el cambio y se es el actor activo en determinado sector (teniendo plena comunicación con los que lo componen).
Por otro lado, no se puede culpar del todo a la administración, la ciudadanía debe propender por interesarse, informarse y hacer veeduría, la responsabilidad es compartida.