En toda Europa los partidos políticos habían tenido la responsabilidad de cerrar la puerta a los extremismos. Hoy en España Ciudadanos y PP le han abierto la puerta de las instituciones a la extrema derecha, que es racista, machista y xenófoba representada en VOX.
La ultima elección autonómica en Andalucía no solo puso fin a los 40 años de gobierno socialista, sino que fue la puerta de entrada para que las derechas concertaran un gobierno de coalición con participación de Ciudadanos y Populares y los votos del naciente extremo que ahora se hace llamar VOX. Sucedió lo impensable, Susana Díaz alcanza el mayor número de escaños, pero como en el sistema parlamentario no gobierna necesariamente quien gana las elecciones, luego del desgaste natural de tantos años de gobierno los socialistas, salen del poder. Hasta aquí no pasa nada, parece el comportamiento natural de la democracia y de los demócratas.
Hubo llamado de todas las fuerzas demócratas en Europa para que los jóvenes líderes de Ciudadanos y PP entraran en razón y no permitieran que de la derecha irracional dependiera la estabilidad de los gobiernos en todos los niveles.
Llegaron las elecciones generales y el PSOE gana con Pedro Sánchez, los resultados no han podido ser mejores. Mientras todas las fuerzas políticas ven disminuido su caudal electoral y por lo tanto su representación en el Congreso de los Diputados, el SOE tiene garantizado en una coalición de izquierdas la estabilidad para gobernar cuatro años. La derecha llega dividida: el PP casi alcanzado por ciudadanos y VOX con una pírrica victoria alcanza algunos escaños. En las europeas fue parecido, el PSOE gana holgadamente. Pero en las autonómicas está lo perverso, en la mayoría de las municipalidades y comunidades autónomas, la derecha ha soportado su estabilidad en las posiciones extremas de VOX.
La conquista de los derechos parecía imparable, todas las voces todas venían cantando en ese sentido, especialmente en Europa y algunos gobiernos hasta daban ejemplo de solidaridad y fraternidad. Pero allá a lo lejos nunca se ha dejado de sentir la voz de los machistas, racistas, xenófobos, esos mismos que nos llevaron a la segunda guerra mundial y que cuando llegan al poder imponen su voluntad por encima de cualquier derecho.
Desde allá gritan, pero por aquí también se les escucha. Las voces extremas de estas latitudes me resultan mas confusas, por allá tienen un apellido unas veces son de izquierdas y casi siempre de derechas. Por acá no hay derechas ni izquierdas, hay solo intereses, unos mas perversos que otros, pero todos muy mezquinos.
Por acá nos cantan los cantos de quienes buscan limitar el accionar de las Altas Cortes, los que usan la justicia especial para seguir cometiendo delitos, los que nos dividen sin razón alguna, los que plantean limitar las libertades en procura de conservar lo que solo ellos quieren conservar.
Por acá no hay peligro de que se nos metan en las instituciones los extremos, siempre han estado, esos extremos que no son ideológicos, sino de intereses, están siempre al otro extremo de los intereses del pueblo.
