Es necesario insistir en que el escenario global contemporáneo no tiene nada que ver con el que marco el Siglo XX, el de la llamada ‘guerra fría’, caracterizado por la bipolaridad, el enfrentamiento ideológico de dos maneras de concebir el mundo y el desarrollo -economía de mercado y economia centralmente planificada con el monopolio de un partido político- y las alianzas militares -0TAN y Pacto de Varsovia-. Ese periodo concluyó con el colapso del llamado ‘mundo socialista’. Se resumía en el enfrentamiento entre capitalismo y socialismo o comunismo; pese a mantenerse la disputa por qué tanto se distribuye o no del crecimiento económico. Los países que debieron vivir su adecuación a las nuevas circunstancias como fue el caso de China y Vietnam, viraron hacia un modelo de economía de mercado competitiva, con un control político del partido monopolico; pareciera en nuestra región que ese es el camino que está transitando Cuba.
Sin embargo, algunos parecen seguir leyendo las tensiones y conflictos actuales en Colombia y la región con ese viejo lente.
Hoy día tenemos un panorama global con dos potencias militares relevantes, Estados Unidos y Rusia, en su orden de importancia y otros poderes regionales; dos potencias económicas globales, China y Estados Unidos y otras potencias regionales, pero lo que existe es disputas por los intereses de cada uno de estos países. Estados Unidos en el periodo del Presidente Trump ha planteado como guía orientadora de su política exterior e interna la consigna ‘América primero’ y en esa medida su pretensión para definir sus aliados, básicamente esta en función de todo lo que apunte a volver realidad su consigna fundamental. China actúa de manera similar llevando adelante su política exterior con base en la política económica -con fuerte presencia en Africa, Asia, Latinoamérica y Europa- lo que algunos han denominado su ‘Poder blando’. La llamada ‘guerra económica’ de Estados Unidos con China y la Unión Europea -vista como amenaza para la industria del automóvil americano- refleja esa disputa de intereses económicos, que no es tan clara con Rusia. Igual sucede con intereses regionales de Estados Unidos en Asia central y Oriente Medio donde sus principales aliados son, de una parte Arabia Saudita y de otra Israel.
En Latinoamérica tendemos a seguir leyendo la región en lógicas tradicionales de izquierda y derecha ; hoy decimos que está concluyendo un ciclo de gobiernos de centro-izquierda y estamos ante un nuevo ciclo de gobiernos de derecha -lo que es relativo, porque donde situamos al segundo país más grande de la región, como es México y su gobierno de López Obrador, con quien compartimos el problema de narcotrafico y violencia-, pero realmente hay que analizar el problema es en términos de intereses: que interés representan o agencia un determinado gobierno, para saber dónde están las coincidencias y con quién las divergencias.
Por ello es tan importante para nuestro país una definición clara de nuestros intereses nacionales, que le permita a nuestros gobiernos precisar nuestra política exterior y en coordinación con la política de seguridad y defensa, adelantar una política exterior clara en nuestros ámbitos geoestrategicos, el Caribe, el Pacifico, la Amazonia, Suramérica, Iberoamérica. Colombia debería en la región actuar con la lógica de un país de nivel medio, pero para ello debe tener claro los intereses que quiere promover y defender.