Deseándoles un excelente 2018 para todos los colombianos y en especial para los amables lectores de estas columnas, voy a compartirles mis valoraciones acerca del año político que estarán marcadas por lo electoral, el inicio del nuevo gobierno en el segundo semestre y la continuación de la implementación de los acuerdos con las FARC y una inciertas conversaciones para terminar el conflicto armado con el ELN.
El certamen electoral permitirá bosquejar un nuevo balance de fuerzas políticas. En la elección del Congreso sabremos cuál es el nuevo balance de las diferentes bancadas. Fácilmente hay tres competidores por obtener la mayor representación congresional, los partidos Liberal, de la U y el Centro Democrático; pero otros partidos como el Conservador y Cambio Radical, igualmente aspiran a estar dentro de los más representados. La gran incógnita es cómo les irá a nuevas listas ligadas a candidaturas presidenciales como las de Sergio Fajardo o Gustavo Petro, que paradójicamente lideran las encuestas, así como a partidos cristianos como el Mira. Un gran interrogante será la votación que tendrá el partido político de las FARC y como lo posicionara en el conjunto de las fuerzas políticas. Esta será la primera gran encuesta de verdad, que tendrá efectos inmediatos en los sondeos de opinión, porque les dirá a los colombianos que fuerzas políticas reales apoyan cada una de las aspiraciones presidenciales.
En cuanto a la elección presidencial es probable que ningún candidato gane en primera vuelta, pero quienes pasen a segunda vuelta va a depender mucho de factores tales, como la capacidad de construir coaliciones previas a la primera vuelta. La centro-derecha tendrá dos candidatos con fuerza, el de la coalición liderada por los expresidentes Uribe y Pastrana y Germán Vargas Lleras. En el campo de la centro-izquierda, más allá de lo que dicen ahora las encuestas, no parecen haber sino dos candidatos viables y con posibilidades de crecer, Humberto de la Calle y Sergio Fajardo, si son capaces de liderar coaliciones o convergencias de varios sectores y partidos políticos. Gustavo Petro, sin duda un importante dirigente, no parece tener capacidad de generar convergencias alrededor de su nombre y si muchas oposiciones. Pero finalmente el resultado de las listas al Congreso que jalonan estas candidaturas va a ser definitivo, pese a ser elecciones diferentes.
En lo relacionado con la implementación de los acuerdos con las FARC, el primer semestre es probable un gran esfuerzo del Gobierno Santos por avanzar al máximo en esa dirección, pese a las restricciones que establecen las normas legales para épocas electorales. Depende el signo político del nuevo gobierno el impulso de la implementación seguirá en el segundo semestre o se desacelerara.
Las conversaciones con el ELN, pese al esfuerzo del Presidente Santos de colocar un ‘peso pesado’, el exvicepresidente Gustavo Bell como cabeza de la delegación gubernamental, el avance dependerá del realismo con el cual el ELN y su entorno miren la posibilidad de construir acuerdos y que logren mantener la unidad en sus fuerzas. Sin embargo el panorama es incierto, pero hay que apoyarlo en todo lo posible, para lograr en el primer semestre Acuerdos sustantivos en los temas de participación y democracia para la paz. Si logramos eso, el nuevo gobierno estará tentado a concluir ese proceso, tan indispensable para la paz completa