Tres aspectos muy diferentes tienen los problemas de la desigualdad y la injusticia social: uno, la pobreza; dos, la desigualdad en la distribución de los ingresos y tres, la concentración de la riqueza. Distinguir entre ellos es fundamental cuando se trata de comparar los programas de los candidatos presidenciales para evaluar lo que prometen lograr en materia de cambio social.
En Colombia, como en otros países latinoamericanos, se ha producido un paradójico desarrollo social: una notable reducción de la pobreza, una mínima mejoría en la distribución del ingreso que sigue siendo una de las peores del mundo y una mayor concentración de la riqueza de la cual no se tiene mucha información.
En reducción de la pobreza los avances son notorios. En la última década la población en estado de pobreza bajó del 42% al 28%, lo que significa que unos 5.5 millones de colombianos dejaron de ser pobres. Mayor fue el logro en la pobreza extrema o indigencia, que se redujo a la mitad pasando del 16% al 8%., es decir que 3.6 millones de colombianos lograron tener ingresos por encima de 2 dólares diarios.
Debe notarse que en toda América Latina se dio una mejoría similar pues un 20% de la población de la región logró salir de la situación de pobreza. Son varios los factores que explican esta mejoría: la bonanza de los precios de las exportaciones, la disminución del desempleo, el aumento de los subsidios monetarios (como Familias en Acción) entregados por el Estado a la población pobre y la mayor provisión de bienes públicos como educación y salud.
Frente a un porcentaje tan alto de la población que mejoró sus ingresos, asombra que haya mejorado tan poco la distribución del Ingreso, medida por el coeficiente de Gini: en el mismo período en Colombia el Gini solo bajó 4 puntos, de 0.56 a 0.52. Es una reducción menor a la del promedio de Suramérica, por lo que Colombia ya le quitó a Brasil el deshonroso título de campeón regional de la desigualdad.
Por qué disminuye tan poco la desigualdad si mejoran los ingresos de los más pobres? Porque la riqueza está muy concentrada y los frutos del desarrollo los acaparan unos pocos. Desde que se hizo dominante el neoliberalismo en los años 80 del siglo pasado, el 1% más rico de la población mundial se quedó con el 27% de incremento de los ingresos globales, mientras que el 50% más pobre tan solo recibió el 13% del crecimiento.
La situación de la concentración de la riqueza es más alarmante. Según el último informe de OXFAM basado en datos del banco Credit Suisse, el 82% del crecimiento de la riqueza mundial del último año ha ido a parar a manos del 1% más rico, mientras que a la mitad más pobre de la población mundial no le ha llegado nada de ese crecimiento.
Y crece la concentración. El año pasado 61 personas poseían tanta riqueza como la mitad más pobre de la población mundial; en el 2010 eran 388 personas. En América Latina los índices Gini de concentración de la riqueza son cercanos a 0.8, mucho más altos que los de la distribución del ingreso.
En Colombia poco se debate sobre la concentración de la riqueza porque no se tiene mucha información sobre la magnitud de esa desigualdad y lo que no se mide no se puede controlar ni mejorar.