Darío Echeverry y el pueblo barranqueño

Opinión Por

Sobre el caso de la captura de Darío Echeverry, Alcalde de Barrancabermeja, de su señora esposa y algunos funcionarios de la alcaldía, toca esperar las decisiones de las autoridades, deseando y pidiendo a los cielos que estas sean fruto de la sabiduría de la justicia y de lo que en derecho arrojen las piezas procesales.

El asunto tiene que ver con el comportamiento de la ciudadanía barranqueña a propósito de la votación que fue  convocada por la autoridad electoral para que se pronunciara sobre la llamada revocatoria del mandato conferido al Alcalde el día de su elección. A la luz de la ley el pueblo podía votar a favor de la revocatoria, votar en contra, o abstenerse de votar. El resultado fue abrumadoramente a favor del Alcalde, pues exigiéndose una votación en contra de su permanencia en el cargo cercada a los 44.000 votos, según la fórmula legal, quienes lo hicieron fueron escasamente 13.000 electores. Ello significó que la gente quería la continuidad Alcalde.

No todos estuvieron de acuerdo. Los contradictores políticos del Alcalde dijeron que a los ciudadanos se les presionó para que no votaran, o los distrajeron para que no lo hicieran, y lo acusaron ante la justicia de haber cometido constreñimiento al elector, lo cual está prohibido y es un delito.

Las acusaciones contra el Alcalde fueron de una diversidad impresionante. Bajo la orientación de la Alcaldía se organizaron bazares, bingos, espectáculos deportivos, carreras de bicicletas, bailes, cine, maratones, paseos y mil actos y espectáculos adicionales, expresaron. Ello  para que la gente no se acercara a las urnas.

Las autoridades discernirán al respecto, lo que no impide que yo pueda hacer unas observaciones. Por ejemplo,  del pueblo barranqueño no puede decirse que es un pueblo claudicante, sometido, arrodillado. El barranqueño es contestatario, altanero, comprometido.

Es un insulto decir que a los barranqueños les dieron circo para que no participara en un debate político. Es un agravio expresar que los barranqueños no fueron a votar porque en una esquina del barrio estaban rifando un televisor. Al pueblo que creó a Ecopetrol con sus luchas, el mismo pueblo que batalló para que el trabajador lograra las tres jornadas de 8 horas, la misma comunidad combativa que ha conquistado para los colombianos los más importantes avances sociales, no puede ser tratado como si fuera una manada de borregos.

Barrancabermeja es la sede de la Unión Sindical Obrera, es centro de discusión de todos los sectores políticos de izquierda, es una comunidad liberal y libertaria que piensa, que sabe muy bien lo que debe hacer frente a las cuestiones públicas y sociales.

Un barranqueño no vende su conciencia, ni negocia su voto; lucha para conquistar sus derechos y no permite que se los conculquen. Los barranqueños no votaron porque no son idiotas y saben que en esta clase de votaciones, la abstención vale. Hicieron sentir sus derechos y no participaron porque querían, y quieren, que Darío siga siendo Alcalde de Barrancabermeja.

Exsenador de la República. Fue Director del Partido Liberal, Candidato presidencial, Representante a la Cámara, Gobernador de Santander, Embajador ante la OEA, Procurador General de la Nación y Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente.