“¿Por qué estamos viviendo esto? no es justo!’’
“Mi hija está muriendo de desnutrición, es una bebé. No quiero que se muera”
“¿Qué haría usted en mis zapatos?”
“Me duele mi país, no tenemos opción, nos vamos para sobrevivir.”
“Nos humillan por ser venezolanos, y no entiendo, yo no estoy haciendo nada malo”
“¿Sabes cuántas personas de las que ves a tu alrededor no tienen nada en su estómago desde hace meses?’’
“No es Venezuela la que no sirve, es el gobierno, nos está destruyendo.”
“Si tú no tienes millones no tienes derecho a nada.”
“Lo único que queremos es tener calidad de vida. ’’
Las anteriores han sido algunas de tantas frases impactantes que han mencionado migrantes venezolanos en la Frontera de Colombia y Venezuela durante una visita de estudio. Una visita que permitió evidenciar la realidad inminente y aterradora que viven nuestros hermanos venezolanos. Una situación que desgarra el alma y ante la cual no son suficientes las palabras para explicarla..
Diariamente en los diferentes medios de comunicación se reciben noticias de migrantes venezolanos, situaciones alarmantes, documentales con testimonios de valientes que han caminan más de 3000 kilómetros para lograr encontrar mejores oportunidades de vida. Tantos casos que nuevamente está generando la ola de insensibilidad, que ha caracterizado a los países que han vivido conflictos. En el nuestro que aún vive secuelas del conflicto armado, para muchos pasa de ser una situación alarmante a una situación normal en el diario vivir, tanto así que cada día se entiende menos la situación y se critica y juzga más, incrementando los niveles de Xenofobia, lo cual concierne cada vez a más personas, no solo en Colombia sino también en otros países de Latinoamérica.
Hoy se habla de una crisis regional y se notifica sobre la toma de medidas de seguridad cada vez más fuertes en algunos países. Efectivamente hay una crisis a la que todos deben prestar especial atención. No son inapropiadas las medidas de seguridad integral, pero si es justo y necesario que se tomen más medidas de solidaridad. Necesitamos unir fuerzas como región para crear estrategias de cooperación efectivas que permitan generar un flujo migratorio apropiado, brindando garantías y beneficios a la población migrante.
Los gobiernos han emprendido prácticas aplaudibles para brindar ayuda a migrantes, especialmente desde el gobierno de Colombia se han llevado a cabo diferentes estrategias efectivas de atención y apoyo. Sin embargo, se pueden encontrar muchas más iniciativas de acción conjunta con la comunidad internacional, generando toda una gama de alternativas de solución.
En Colombia hay registrados un millón de venezolanos, cada día la cifra aumenta y el Puente Simón Bolívar se ha convertido en el principal punto migratorio y de conexión con Latinoamérica. Cada día más venezolanos cruzan la frontera con la esperanza de vivir el sueño colombiano. El sueño de estudiar, trabajar, tener mejor calidad de vida. Sin embargo ese sueño para muchos se ha convertido en una pesadilla, y lo único que esperan es algún día despertar y encontrarse con una realidad diferente, una en la que nadie los discrimine, una en la que nadie los juzgue por estar viviendo lo que nunca quisieron vivir, una en la que puedan subsistir, una en la que puedan tener trabajos decentes, una en la que sean valorados.
Mientras algún día pueden regresar a su amada patria, solo queda lograr que:
¡POR VENEZUELA, SEAMOS UNIDAD!