Reflexiones sobre las conversaciones entre Gobierno-ELN

Opinión Por

Quisiera analizar las conversaciones en curso entre Gobierno-ELN, más allá de la coyuntura de la visita del Papa Francisco, que sin duda puede estimular algunas decisiones y avances, pero que si no se consolidan, pueden ser flor de un día.

Un primer indicador es si se logra un cese bilateral del fuego y de hechos que afectan la sociedad, o por el contrario el ELN decreta un cese unilateral. Si es esto último lo que se impone, sin duda no es buen mensaje -más allá de que sea un alivio transitorio para algunos territorios-, porque indica que las delegaciones en la Mesa poco han avanzado en construir confianza y acercar posiciones y porque sería solo por unos días, una especie de ‘canto a la bandera’. Si hay cese bilateral temporal, que incluya suspensión del secuestro, extorsion, voladuras de oleoductos y medidas serias para proteger líderes sociales en los territorios, -hostilidades la llama el Gobierno, alivios humanitarios el ELN-, estaríamos frente a un avance fundamental, porque mostraría la posibilidad de dar un gran salto de calidad en las conversaciones, la opción de acercarnos, quizá previa una prórroga del mismo acordado entre las partes, a un cese de carácter más permanente. Ese sería el mensaje contundente de avance en la dirección adecuada.

Con un cese bilateral serio y bien diseñado, se puede iniciar una actividad de pedagogía de paz que adelanten las dos delegaciones, se puede convocar a la diversidad social a que haga interlocución con la Mesa de Diálogo y se puede esperar que los colombianos, en su mayoría, vean el proceso que se adelanta en Quito, como la posibilidad de llegar al cierre definitivo del conflicto armado, o a la ‘Paz completa’ como lo denominan otros sectores.

Pero también se trata de como se aborde la participación de la sociedad -que está relacionado con democracia para la paz y transformaciones-; un abordaje que supusiera un ejercicio de participación masiva y de carácter decisorio, para definir las estrategias de desarrollo del país en el hoy y el ahora, sin duda no seria un camino que muestre voluntad de construir acuerdos para cerrar el conflicto armado. Si se pacta un procedimiento organizado de asambleas locales y regionales, para que en procesos de participación se definan las prioridades de desarrollo territorial y se priorícen unas demandas para ser incluidas en planes de desarrollo de corto plazo, planteando que las otras deben ser consideradas como centralidades de mediano plazo y que este es un camino para mostrar cómo la democracia es más que votar periódicamente por los gobernantes, y que esas son las transformaciones democráticas que se requieren para la paz, situando las otras como prioridades de mediano plazo, ahí estaría el ELN y el Gobierno enviando una señal muy importante de la dirección de los cambios que se aspiran y requieren y sería un aporte de este proceso a la calidad democrática.

Esto requiere una necesaria construcción de confianza entre las dos delegaciones y que cada vez más el Gobierno vea al ELN como una organización en tránsito hacia su transformación en movimiento político, y que el ELN valore al Gobierno y a los sectores diversos de la sociedad como interlocutores con los cuales hay diferencias, pero también con los que se pueden llegar a acuerdos.

La prioridad para los colombiano hoy, es como liberarse de la corrupción y los corruptos que están ahogando la posibilidad de futuro al país, pero también debemos concluir la tarea que en buena hora iniciaron Gobierno-FARC de dejar atrás definitivamente el conflicto armado con todas sus secuelas perversas. Y Gobierno-ELN tienen ahora la palabra en ese sentido.

Doctor en Ciencias Políticas, de la Universite Catholique De Louvain, y Magister en Política Social de la Universidad Externado de Colombia. Es autor de múltiples investigaciones y actualmente Profesor asociado de la Universidad Nacional.