REFUGIADOS: OPORTUNIDAD O LASTRE

Opinión Por

La crisis humanitaria dejada por la segunda guerra mundial en Europa forzó la creación de organismos encargados de la gestión de los campos de refugiados y del reasentamiento de más de 10 millones de desplazados del conflicto. Sin embargo, la guerra fría prolongó la labor de las misiones humanitarias de las Naciones Unidas ya no solo en Europa sino también a escala global. En la actualidad la crisis humanitaria más conocida es la que azota las costas del Mediterráneo, no obstante, son de igual o mayor magnitud la situación de países no europeos cuyo vecindario arde en enfrentamientos de todo tipo y reciben flujos enormes de personas llegando a poner en riesgo la estabilidad de sus propias economías. Es el caso de Kenia y Etiopia que registran entre los dos más de medio millón de refugiados somalíes, o el de Jordania y Líbano que acogen conjuntamente casi dos millones de sirios. Bajo estas circunstancias se vuelve crucial la creación de modelos sostenibles que hagan frente a conflictos tan duraderos.

En 1950 fue creado el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que hasta la actualidad es el organismo encargado de dirigir y coordinar la acción internacional para salvaguardar los derechos y el bienestar de las personas refugiadas y apátridas. Su fundamento legal es la Convención de las Naciones Unidas sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 que inicialmente estaba circunscripta al territorio europeo, y más adelante en 1967 con la firma del Protocolo sobre el Estatuto de los refugiados su alcance se vuelve internacional con 147 países signatarios al día de hoy.  

Según el ACNUR, en la actualidad registran bajo su mandato más de 16 millones de refugiados a nivel mundial de los cuales el 53% provienen de Siria (4,9 millones), Afganistán (2,7 millones) y Somalia (1,1 millones). Por otro lado, Turquía es el país que acoge el mayor número de refugiados con 2,5 millones y el Líbano es el que más recibe en relación a su población.

La respuesta de los países y regiones afectados por el flujo masivo de personas que huyen de la guerra y persecuciones puede llegar a ser tan variopinta como genuina. El caso de Jordania, que desde 2011 recibe un gran número de sirios es todo un ejemplo de coordinación, liderazgo político e innovación. Este país del tamaño del departamento colombiano del Meta, ubicado en el Oriente Medio, cuenta con 9,5 millones de habitantes, de los cuales 6,5 millones son jordanos, 1,3 millones son refugiados sirios y 1,7 millones son refugiados palestinos. La relación de sirios a jordanos es de 1 a 5, lo que equivaldría recibir a la Unión Europea (UE) 100 millones de personas, sin embargo, Jordania es 20 veces menos rico que la UE, y es el segundo país más pobre del mundo en recursos potables.

El Reino de Jordania ha dado un ejemplo notable con la implementación del JRP (por sus siglas en inglés, Jordan Response Plan), una iniciativa audaz e innovadora que sentó las bases para una serie de logros que permitieron al país no sólo resistir el impacto devastador de la crisis, sino vislumbrar una oportunidad para el desarrollo económico. Dentro de los logros más destacables se encuentran: haber proporcionado servicios de educación pública al 90% de los niños sirios registrados; haber sido pioneros en la consecución y desarrollo de una nueva facilidad de crédito del Banco Mundial para países de ingreso medio que acogen un gran número de refugiados, lo que les permitirá invertir en infraestructura hospitalaria, nuevos colegios, carreteras, etc. De igual manera, lograron cerrar un acuerdo con la UE que modifica las reglas de origen, lo que les permitirá facilitar la exportación de sus productos a la UE y así fomentar la inversión y la creación de empleos tanto para los jordanos como para los refugiados sirios.

Este caso es el ejemplo de una acción coordinada directamente por un gobierno que siente la obligación moral de asistir a sus vecinos, a pesar de estar agotando su capacidad económica de absorción para satisfacer las necesidades a corto y largo plazo de quienes buscan refugio dentro de sus fronteras. El rey Abdalá II de Jordania, vio en esta crisis una oportunidad de desarrollo socioeconómico para su reino y puso en marcha una agenda programática bajo un marco común que integra a todos los organismos privados, públicos, nacionales e internacionales en un proyecto de largo plazo que proporcionará a su país progreso y entregará a los sirios una nueva chance para rehacer su vida en un país hermano y a aquellos chicos sirios la oportunidad de seguir estudiando para el día de mañana volver a su país y aportar en su reconstrucción. Ojalá este ejemplo de solidaridad y de ayuda mutua fuera replicado en los países desarrollados en donde el problema no radica en lo económico, sino es una cuestión de aceptación social del problema.

Administrador de Empresas del CESA con especialización en Gestión y Finanzas Internacionales del Rouen Business School. Experiencia profesional en el sector financiero y en el rubro portuario internacional.