En Buenaventura, por iniciativa nuestra desarrollamos el pasado viernes 11 de junio, una Audiencia Pública sobre la Problemática de la Pesca Artesanal en el Pacífico Colombiano. La cual contó con el concurso del diputado del Valle, Carlos Hurtado Vela y la participación virtual de los ministros de Agricultura, Ambiente, Cultura y el director general de la AUNAP.
Nuestro país es uno de los más privilegiados al contar con un gran número de ríos, también enormes lagos, lagunas y ciénagas a lo largo de su territorio, que son fuente de alimentación y de subsistencia de pequeños pescadores. La variedad de afluentes en cada una de las regiones colombianas, sin duda, son fuentes de vida, pero también, fuentes importantes para dinamizar la economía a través de renglones, como la pesca y acuicultura.
Sin embargo, esta actividad tan ancestral hoy vive momentos de grandes dificultades debido a la crisis profunda que afronta el sector, producida por múltiples factores que hoy amenazan la subsistencia de miles y miles de familias a lo largo del litoral Pacífico colombiano y de regiones como la Costa Atlántica, cuya economía en buena medida, también depende de la pesca.
La gente del Pacífico colombiano ha venido desarrollando la pesca artesanal ancestral, ellos, hombres y mujeres, en su gran mayoría afros, han venido realizando su actividad con muchas complejidades, les ha tocado muchas tormentas económicas y, sin embargo, siguen luchando para no naufragar.
Salvarlos depende de todos, pero especialmente del gobierno nacional que tiene el salvavidas para evitar que esta actividad de subsistencia desaparezca, por la falta de políticas públicas eficientes y favorables, que les permita un renacer en el corto y mediano plazo.
Los pescadores necesitan hoy mayores recursos, pues todo el presupuesto de fomento a la pesca en Colombia es de solo 70 mil millones de pesos en el actual presupuesto del 2021, algo absolutamente irrisorio. También es urgente tecnificar sus embarcaciones, sus equipos de pesca, apoyo para que las cadenas de frío sean óptimas, requieren también que se les garantice la seguridad, hay denuncias que tienen zonas vedadas para ejercer esa práctica. Y lo más importante que requieren, casi que, de forma inmediata, es la derogación del Decreto 281 de 2021 «Por el cual se adiciona el Decreto 1076 de 2015, con una nueva sección en lo relacionado con el establecimiento de medidas para la protección y conservación de Tiburones, Rayas Marinas y Quimeras de Colombia». Este Decreto, dicen los pescadores, los está dejando prácticamente en la ruina y no sólo a unas familias, sino a todo un sector, además que no hubo consulta previa para socializar con los directos afectados las implicaciones y alcances legales.
Para nadie es un secreto que la pesca artesanal ha permitido la subsistencia de los pueblos del Pacífico, es hora de dignificarlos como una fuente generadora de empleo, como una fuente de seguridad alimentaria, los pescadores no han sido sujeto de créditos, ni de ayudas que les permita suplir las necesidades generadas por la pandemia. Hoy el pescador artesanal se encuentra en un atraso abismal, sus condiciones económicas son precarias, no tienen apoyos efectivos del gobierno, tampoco facilidades de acceso a créditos, y eso los envuelve en un círculo de crisis social que les impide su crecimiento y una buena calidad de vida.
El Decreto 281, dicen los pescadores, vulnera el derecho al trabajo, a la seguridad alimentaria y a la vida digna. La actividad pesquera es una actividad productiva y al ser productiva es generadora de empleo, es por eso, que debemos protegerla y apoyarla. Tan sólo en el Pacífico colombiano, la pesca a nivel industrial genera más de 15 mil empleos y más de 50 mil la pesca artesanal, lo que representa una importante fuente de empleabilidad y de generación de ingresos y por supuesto, es garantía de seguridad alimentaria.
Sin embargo, es entendible también la preocupación del gobierno nacional, al dar lineamientos legales para la protección de tiburones, rayas y quimeras, pues son especies muy importantes que debemos preservar. Lo que hay que hacer, es lograr un punto de equilibrio entre las partes, pues bien, sabido es, que los pescadores no ejercen una pesca directa sobre el tiburón, tampoco se hace el aleteo en el Pacífico colombiano y sí existe una gran preocupación por las vedas.
En ese orden de ideas, se necesitan consensos urgentes que permitan modificar los puntos en discordia y avanzar en conjunto en un ordenamiento legal que no afecte a los pescadores, pero tampoco a las especies marinas protegidas y a los recursos naturales.
Resaltamos la voluntad de trabajo de los ministerios de Agricultura, Ambiente y Cultura, la AUNAP, para construir una modificación que permita que la actividad pesquera pueda seguir, sin vulnerarse la cadena de producción, y a eso se comprometieron los ministros durante la Audiencia Pública. Seguiremos atentos y vigilantes para que todo esto se cumpla de forma oportuna.