Ante el peor resultado en la historia del liberalismo, tanto en elecciones presidenciales como en las parlamentarias, el ex Presidente Cesar Gaviria, debe presentar de manera irrevocable e inmediata su renuncia como Director Único del Partido Liberal. Usted señor Presidente es el máximo responsable político de la debacle roja, y por tanto debe apartarse del cargo, para permitir iniciar la construcción de la colectividad bajo nuevos liderazgos.
En las pasadas elecciones al Congreso, el Partido alcanzó 49 parlamentarios (14 Senadores y 35 Representantes a la cámara), lo que es su menor representación histórica en el Capitolio. En las recientes elecciones a la Presidencia de la República, y teniendo a un gran candidato como Humberto de la Calle, solo obtuvimos 399.109 votos, equivalente al 2,06% del total, una cifra ridícula para lo que es la historia del liberalismo. Le cabe toda la responsabilidad, porque usted confeccionó las listas al Congreso, a la vez que fue usted el que “le puso el palo a la rueda” en la búsqueda de acercamientos entre Humberto de la Calle con Gustavo Petro y Sergio Fajardo, inviabilizando la campaña liberal a la vez que la constitución de un frente amplio que defendiera la paz y sus reformas.
El liberalismo enfrenta su mayor desafío en la historia, recomponerse desde las bases, y más ante el reto que le plantea el nuevo escenario político, con un Gustavo Petro seduciendo políticamente a los liberales de a pie, con propuestas que reivindican el viejo espíritu reformista del partido de Gaitán, Uribe Uribe, López Pumarejo etc. La debacle liberal, sino hacemos nada, vendrá el próximo año es las elecciones locales, cuando muchos líderes liberales decidan votar o aspirar por el partido de Petro “los decentes” o la “Coalición Colombia” de Fajardo. Usted ex presidente Gaviria hoy no goza ni de la credibilidad ni del liderazgo para dirigir al partido en esta nueva fase de la historia colombiana, le agradecemos todo lo que ha hecho por el país, como habernos heredado la constitución garantista y progresista de 1991, pero se hace necesario que dé un paso al costado para que otros lo releven en tan importantes responsabilidades como reconstruir al partido del trapo rojo.
A mi entender, el Partido lo que más necesita es un Congreso extraordinario, que defina una nueva dirección, y lo más importante establezca una hoja de ruta, programática e ideológica para recobrar la confianza ciudadana y volver a conectarnos con la gente común y corriente que espera un liberalismo coherente que se la juegue por sus aspiraciones e intereses. Debemos buscar una dirección que piensa más en como desde el liberalismo puede modernizarse y hacer progresar al país, que en cómo se acomoda él y su hijo frente al nuevo gobierno, en el liberalismo no estamos ni para castas, dinastías, principados, ni delfinazgos. Mientras no representemos nada, la gente no volverá a votarnos, ese es nuestro mayor reto y desafío…manos a la obra.