Una pregunta que hago de forma recurrente a mujeres en la política o academia al entrevistarlas es ¿Qué entienden por feminismo?, y ¿Se considera feminista?, y generalmente menciono que en varias oportunidades he escuchado a mujeres en conferencias y eventos, hablar sobre la igualdad de género, pero muchas de ellas haciendo la salvedad “Ah! Pero aclaro, yo no soy feminista”.
Sobre el feminismo existen varias dudas o prejuicios, incluso su concepto es un elemento en pleno debate aún después de tres o cuatro siglos de desarrollo, podríamos decir que es un grupo de movimientos, e incluso de pensamientos e ideologías, que buscan la igualdad entre hombres y mujeres. La unidad de este tipo de pensamiento está descartada, pues hoy existen ramificaciones y énfasis que además se adaptan a las circunstancias de los países en los que se desarrollan, como lo diría Nuria Varela “El feminismo es un impertinente.. ¿Por qué? Porque el feminismo cuestiona el orden establecido. Y el orden establecido está muy bien establecido para quienes lo establecieron, es decir, para quienes se benefician de él”
Pero entonces, ¿Se necesita del feminismo en Colombia?, ¿Somos un país ausente de igualdad entre hombres y mujeres?, yo diría que vivimos en un mundo ausente de esa igualdad, en Colombia aunque las mujeres sean el 51% de la población según el último censo, solo el 12,2% de las alcaldías son ocupadas por mujeres, el 15,6% de las gobernaciones, y solo 17% de nuestras diputadas y concejales son mujeres.
En el Congreso la cosa no es distinta, el año pasado elegimos menos mujeres a la Cámara de Representantes, de 19,9% en 2014, a 18,1% en 2018, mientras en el senado casi no hubo cambios y el porcentaje de mujeres se sitúa en el 23,4%. La tasa de desempleo de las mujeres sea en lo urbano o lo rural, supera a la de los hombres, ganan menos que los hombres, su tasa de pobreza es 25% más alta.
Entonces, cabe la pena preguntarse, ¿Qué está pasando?, ¿Vale la pena en un país donde existe esta desigualdad, llamarse e intentar reivindicar el rol de la mujer en la sociedad desde el feminismo?
Existen varias confusiones, cuando leo detenidamente a mujeres que en redes sociales insultan a otras, o incluso hombres, por el hecho de denominarse feministas, generalmente se encuentra la idea de que el feminismo es la versión contraria al machismo, como si la idea de superioridad de hombres a mujeres machista y patriarcal se convirtiera en superioridad de las mujeres a los hombres en el feminismo. Pero, la dicotomía de los dos conceptos vista de esa forma no es correcta, en realidad, el feminismo busca la igualdad partiendo de que existe un desequilibrio entre los géneros, mientras el machismo, defiende la permanencia de esa desigualdad, partiendo de la idea de que los hombres no solo son diferentes a las mujeres, sino además superiores.
Este año electoral será fundamental para observar este machismo en el debate político, las mujeres candidatas jamás son vistas y calificadas como lo serían los hombres, si un político de la costa llega luego de una larga jornada a un evento, con la camisa arremangada, y mojada por el sudor, será calificado como gran trabajador, pero si una mujer candidata llega despeinada, o con la camisa arrugada a ese mismo evento los calificativos serán muy distintos.
Por esto, desde elegir a nuestros representantes, hasta combatir de forma efectiva la desigualdad latente para las mujeres colombianas en temas como el empleo, la salud, o la familia, es fundamental, y por eso que me encantan las palabras de Pilar Pardo autora del “El Feminismo en 100 preguntas”: “Ser feminista es un ejercicio de libertad a partir del cuestionamiento de lo que es propio de cada sexo”.
Es precisamente al revaluar los imaginarios de roles que se cree socialmente debe cumplir un hombre o una mujer, que se está manifestando el feminismo, y es por eso que también existen hombres feministas en una sociedad donde eso que se cree “propio de cada sexo” también ha sido impuesto a su género, motivo por el que yo me denomino de esa forma.
No toda mujer es feminista, pero todas en Colombia se han visto beneficiadas por la lucha de las feministas que alguna vez se atrevieron a hablar de tampones, aborto, derecho a la propiedad, o a la herencia, y que decidieron que no se dejarían excluir desde la ilustración para hablar solo de hombres ciudadanos participes de un contrato social.
Es importante desmitificar el feminismo, sus objetivos, y entenderlo desde su diversidad. Claro que como en todo pensamiento, existen fundamentalismos, y versiones desfiguradas de este concepto, pero también existen las mujeres que hoy reclaman los espacios que les fueron negados, que aún le son negados, cuando voces feministas como las de Mary Wollstonecraft lo expresaron con claridad: “Yo no deseo que las mujeres tengamos poder sobre los hombres, sino más poder sobre nosotras mismas”.