Una política pública para el aire

Opinión Por

En las últimas semanas las dos principales ciudades de Colombia literalmente tuvieron que afrontar la asfixiante situación de altos niveles de contaminación que ponen en peligro la vida humana, Bogotá con una alerta amarilla en varias localidades del occidente de la ciudad y Medellín con una alerta roja.

Pero es que el tema de la calidad del aire es un problema que está ad portas de volverse de orden nacional, porque si la calidad del aire sigue empeorando cada vez será mas frecuente y en mas ciudades las alertas ambientales, por el momento están confinadas a las 2 grandes ciudades en especialde Medellín, donde su impacto ha sido más dramático.

Pero según las mediciones del Ideam de material particulado se empiezan a presentar picos altos algunas estaciones de medición en los Santanderes, en Santa Marta y en Cali y sus alrededores, estas no son situaciones tan dramáticas como las vividas por Bogotá o Medellín, pero si ponen en manifiesto el detrimento de la calidad de aire.

El problema se vuelve evidente cuando se ve la imposibilidad de mejorar la calidad del aire en el corto plazo por el tipo de tecnologías que Colombia tiene y usa en la industria, y el transporte, por otra parte, en términos de emisiones de material particulado el 80% corresponde al sector transporte (vehículos, buses, camiones, etc) y el 20% son de la industria; mientras que en tema de emisión de gases de efecto invernadero el 25% corresponde al transporte, 20% la industria y el resto de sectores económicos y los hogares.

Pero el problema del aire no es solo un problema ambiental, también es un tema de salud pública y económico, es de salud en la medida que entre mayores son los niveles de contaminación del aire mayor es la incidencia de enfermedades cardio-respiratorias en la población especialmente en niños menores de 5 años y adultos mayores de 65 años, además de ser un factor que incide positivamente en la aparición de cáncer de pulmón. Pero es un tema económico no solo por los costos derivados del pago al sistema de salud, recursos que salen de los impuestos; sino que el costo económico de una alerta roja por la mala calidad del aire genera perdidas de miles de millones de pesos diarias que las asumen la industria y los comerciantes al tener que parar su actividad o reducirla, como lo ha tenido que vivir los ciudadanos de Medellín.

Es el momento de que el gobierno nacional, apoyándose en las gobernaciones y alcaldías especialmente de las principales ciudades desarrollen una política publica para el aire de los colombianos, una acción que no puede dar espera y debe tener como objetivo la reducción gradual y descontaminación del aire que los colombianos respiramos.

Esta política pública debe contemplar impuestos ambientales de destinación específica a los emisores de elementos contaminantes y no me refiero con gravar la gasolina, que desde cualquier punto de vista no tiene efecto alguno, dado que es un bien bastante inelástico al precio, el que tiene auto demanda gasolina o similares, no es grabar el auto en si mismo, es decir los autos que sean mas contaminantes pagan mas impuestos y los que emitan poco o nada pagan poco impuesto o nada según sea el caso, este impuesto genera incentivos al dueño del automotor a cambiar el auto o comprar vehículos menos nocivos para la salud pública.

Es iniciar el proceso para que todas las estaciones que suministran gasolina suministren gas y electricidad o estén en la capacidad de hacerlo, porque de nada serviría tener autos eléctricos sino hay donde recargarlos. Es crear y fortalecer las restricciones fitosanitarias a la importación de vehículos de alta emisión o altamente contaminantes.

Es implementar el mercado de emisiones para la industria tal y como lo planteo la COP21 y el cual el DNP ha venido diseñando, es complementarlo con una política de incentivos y apoyo para la implementación de filtros para la industria especialmente las generadoras de altas emisiones.

Esta política también debe contemplar una estrategia forestal seria y científica para las ciudades y manejo del recurso forestal como una fuente de generación de aire limpio y necesario para el desarrollo y mejora de la calidad de vida de sus habitantes. Además de fortalecer y ampliar el sistema de estaciones de monitoreo de la calidad del aire, como lo ha venido desarrollando el Ideam en años anteriores.

Y claro está, iniciar el transito hacía la implementación de vehículos (carros, motos, buses, entre otros) de cero emisiones. Este punto es en sí mismo el más complejo al crear una política pública integral para el aire, porque tiene un reto oculto pero relevante, y se trata de la necesidad de ampliar la producción eléctrica, esta cuestión debe contemplar y calcular cuanto va a ser la nueva demanda eléctrica para movilizar toda la flota de autos y de dónde se va a obtener toda esta energía, esto implica un plan de inversión para la ampliación de la generación eléctrica de distintas fuentes posibles. Como lo expuse en el análisis titulado “El futuro del sector automotriz”.

Pero para adoptar un auto eléctrico se tiene dos opciones, la primera, esperar a que sea desarrollado fuera del país y cumplan características básicas como que sean económicos y accesibles, y entonces importamos esta tecnología; esto es lo que siempre hemos hecho. Y segundo, tenemos la opción de crear un proceso de investigación a gran escala que integre las empresas del sector automotriz colombiano, con las universidades y el estado para financiar la investigación, construcción de las fabricas y de todo el proceso industrial para producir el auto eléctrico para el mundo moderno.

Esta política, aunque no puede mejorar el aire en el corto plazo, sí lograría en el mediano y largo plazo, pero si no se empieza no se llega y estaremos condenados a respirar el asfixiante aire que hemos producido.

Economista y Magíster en Economía de la Universidad Externado de Colombia. Fue docente de la Universidad Externado, Ex-analista de deuda del Ministerio de Hacienda. Asesor y consultor en modelación macroeconómica.