La OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, afirma que los países latinoamericanos deben promover la productividad a través de la innovación y del dinamismo emprendedor. El crecimiento y la productividad de una nación están estrechamente ligados con la actividad emprendedora, la cual es un factor imprescindible del jalonamiento económico de cualquier país.
Gracias a los desafíos que enfrenta la región se han fortalecido cambios normativos como en Chile y Argentina, que han incluido incentivos para facilitar la creación de empresas o en México que por medio de leyes se han disminuido los trámites y abaratado los costos para formalizar sociedades, siendo el emprendimiento la herramienta propicia para responder a las nuevas agendas latinoamericanas.
En el caso colombiano, desde hace varios años los gobiernos de turno han realizado esfuerzos para fomentar el apoyo a emprendedores y el financiamiento de iniciativas productivas. Estos esfuerzos, se han visto reflejados en los resultados obtenidos en estudios e investigaciones internacionales sobre emprendimiento, competitividad y negocios, como el Índice Global de Competitividad (IGC) del Foro Económico Mundial (WEF), en el que Colombia pasó del puesto 63 entre 122 países en 2006 al puesto 61 entre 138 en 2016.
Así mismo, en el ranking del Doing Business del Banco Mundial pasó del puesto 76 en 2006 al 54 en 2016. Pese a las posiciones adquiridas los retos a los que se enfrenta Colombia en términos de crecimiento y desarrollo siguen siendo difíciles.
Colombia en 2006 definió su visión para 2032; se trata de que nuestro país sea el «tercero más competitivo de América Latina, con un ingreso per cápita equivalente al de un país de ingreso medio-alto, soportado en una economía exportadora de bienes y servicios de alto valor agregado e innovación, […] con una mayor calidad de vida e igualdad.» Por esas razones, el país de las oportunidades que propongo le apuesta al emprendimiento como motor que aumente la productividad, la generación de empleo y la competitividad.
El mayor lastre que arrastra Colombia para ser competitiva, es el clientelismo. El yugo clientelista nos cuesta 5% del PIB anualmente. Como Presidente de los Colombianos, me dedicaré a la tarea de desmontar el régimen clientelista que todos los días le roba las oportunidades a millones de compatriotas. Solo así seremos competitivos y más productivos.