El cambio climático ha cambiado todo, la necesidad imperante de volver carbono neutro, siendo la economía mundial el motor que ha impulsado el tic tack del sector energético en la última década.
Entonces, por qué estamos viviendo la crisis energética más grande desde la crisis petrolera de la década del 70.
Para entender este fenómeno partamos de lo básico, la energía fósil no solo se usa para mover autos, sino también para producir electricidad (termoeléctrica), y para alimentar las calefacciones de las regiones que viven una parte del año en invierno. También se utiliza para ciertos procesos industriales, principalmente referentes a procesos de refinamiento de metales.
La inversión en energías renovables ha aumentado a la par que la inversión en fósil sé ha reducido de forma sistemática en la última década, y todo prometía mucho hasta que Europa liderado por Alemania busca desnuclearizar su economía.
Y al mismo tiempo que Asia busca eliminar sus plantas termoeléctricas de carbón. Entonces ambos continentes le apuestan al gas natural.
Lo paradójico es que la energía nuclear es libre de emisiones de CO2 (en general libre de todo tipo de emisiones de gases de efecto de invernadero), el cambio se efectúa por presión política, que buscando el paraíso lleva a Europa al infierno lleno de CO2, porque el gas natural si emite CO2 y en el caso alemán se tuvieron que reactivar las termoeléctricas de carbón para garantizar temporalmente la estabilidad del sistema eléctrico (Alemania sigue teniendo una gran reserva de carbón). Nunca mejor expresado el camino al infierno está hecho de buenas intenciones.
Entonces mientras las renovables crecen, el mundo migró al gas. Cómo fuente de respaldó a la intermitencia de la energía eólica y solar. Y como mecanismo para garantizar energía barata (en estos años el gas era muy barato).
La paradoja es que el gas se encuentra buscando petróleo, es decir, en la búsqueda de pozos petroleros a veces se encuentra gas. El problema es que al reducirse la inversión en fósil también se redujo los nuevos descubrimientos de yacimientos de gas; en simultáneo la demanda de gas aumentaba.
Pero todo empieza a ir mal en 2020, una pandemia que postra la economía y la detiene reduciendo la demanda de gas y en general de energía. Pero en la realidad no la redujo, solo la postergó para la reactivación que va a empezar en el 2021.
Es decir, la demanda de energía se va a disparar este año impulsada por la reactivación global. A esto se le suma la mala suerte que en el verano de este año la producción eólica en Europa fue baja por poca fuerza de los vientos, lo que obligó a estos países a quemar sus reservas de gas para evitar un apagón. Esto lleva a las reservas europeas a su mínimo histórico frente un invierno crudo y una alta demanda global jalonada por la recuperación.
En otras palabras, la regla básica del mercado, alta demanda y una oferta baja hace que el precio suba y eso es lo que está pasando.
Pero entender el mercado de gas tiene su truco, porque se trasporta de dos maneras, la primera por tubería (llamémoslo gas convencional) y la segunda (gas licuado), en ambos casos se requiere infraestructura para abastecer de gas una región, en el primer caso se requiere la tubería, una vez construida el flujo de gas es casi que ilimitado; en el segundo caso se requiere dos plantas desgasificadoras una en el país productor que vuelva el gas liquido, y otra en la región donde llegue que vuelva el líquido a gas, mas los buques especiales para transportarlo y la oferta está dada por la cantidad de buques que puedan descargar y procesar.
Por ende, la crisis actual no tiene nada que ver con geopolítica, es solo economía, ahora la situación se le complica cuando los proveedores de gas licuado no pueden incrementar su oferta porqué la infraestructura necesaria toma años construirla. Y los países que proveen gas por tubería a Europa o Asía no van a entregar su gas barato ¿por qué lo harían?
En el capitalismo si tienes algo y otro lo quiere se lo vendes lo más caro que puedas. Y eso es lo que pasó con los productores de gas, aprovecharon su posición de mercado para ganar plata.
Y aquí estamos presenciando la mayor crisis energética desde la crisis de 1970, pero entonces que sigue?, pues lo primero es un regreso a la energía nuclear por lo menos mientras las renovables se expanden más; segundo, una mayor fiebre por el gas; y tercero, una mayor inversión en renovables.
Ahora, esto por qué no ha afectado a Colombia?, al contrario, la ha beneficiado. La razón es simple, nuestra matriz de generación eléctrica es principalmente hidroeléctrica, por ende, el cambio de los precios de los energéticos en el mercado internacional no modifica los precios nacionales, al contrario, dado que exportamos energía fósil y sus precios se disparan, lo que vemos es un pequeño boom en la economía.
En lo personal considero que este es el inicio de un nuevo tipo de ciclo económico que se va a prolongar por gran parte de este siglo, mientras dure la transición energética. Y es que en los próximos años mientras se acelera la transición energética el precio de los energéticos oscilará con tanta fuerza que genera boom y colapsos cíclicos tratando de equilibrar una demanda y oferta disparejas. Pero una vez superada cierta masa crítica de transformación de la matriz energética mundial el sistema tenderá a equilibrar más eficientemente el desequilibrio pasando a una fase de oscilación tendiendo a la estabilidad.