El gobierno entrante sin haberse posesionado ha tenido un mejor desempeño en política exterior que el saliente gobierno, en especial si lo vemos desde la perspectiva comercial, el gobierno Petro por medio del Exsenador y hoy jefe de empalme de presidencia Luis Fernando Velasco le ha dado vitalidad y puesto sobre la mesa la política comercial de Colombia, algo que desde la alianza del Pacífico que impulsó el expresidente Santos había quedado en un segundo plano.
Luis Fernando Velasco se ha sentado en la mesa con los delegados del gobierno norteamericano para discutir el tratado de libre comercio con ellos, buscando mecanismos que permitan corregir los daños causados en sectores claves para Colombia, señal que fue respondida por dicho gobierno de buena manera, en un acto de puro pragmatismo político de las partes donde lo central es buscar el beneficio mutuo de países aliados.
Por otro lado, ya es un hecho que el 7 de agosto empieza un proceso de normalización de las relaciones con Venezuela, algo que eventualmente tendrá como resultado la normalización de las relaciones comerciales, lo que es una excelente noticia para la economía nacional especialmente para los Santanderes, la mayor parte de las exportaciones al país vecino se originan en esta región.
Colombia en un año promedio exportaba entre 1.000 -2.000 millones de dólares a Venezuela con una media de 1.500 millones de dólares anuales, pero las tensiones diplomáticas y los problemas económicos del país vecino redujeron este valor a unos 331 millones que según el DANE fue el valor exportado en el 2021, lo cual es casi del doble al de años anteriores.
Esta posibilidad de recuperar un mercado que, aunque está de capa caída muestra signo de recuperación y la posibilidad de recuperar el dinamismo de este paso comercial, es un síntoma muy positivo de una nueva política comercial que da signos de enfocarse en el pragmatismo económico de impulsar la producción, y buscar beneficios económicos para los empresarios y trabajadores colombianos.
Ambas acciones son esenciales para el buen desempeño económico del país, en estos tiempos turbulentos y de gran agitación internacional donde la sombra de recesión se cierne sobre Europa y Estados Unidos, abrir nuevos mercados que le den un impulso a la economía nacional es esencial para garantizar el crecimiento económico y la generación de nuevos puestos de trabajo.
En esta misma línea el Gobierno Petro desde su campaña se ha puesto el reto de diversificar la canasta exportadora y depender menos del petróleo y el carbón, ahora como parte de este objetivo está la necesidad de diversificar los mercados a donde los productos colombianos pueden llegar, tanto las negociaciones con Estados Unidos como con Venezuela apuntan a este fin.
La nueva política comercial del gobierno Petro que empieza con el pie derecho, parece estar cimentada en el pragmatismo económico, algo esencial si se quiere usar esta herramienta como un mecanismo de desarrollo, algo que de por sí ya lo diferencia del gobierno saliente que brilló por su mal manejo político del comercio exterior, al usarlo como una herramienta para afianzar sus posturas ideológicas, algo que solo causó desastres y problemas.
Todas estas señales se complementan con el gran reto que el gobierno tiene por sus promesas de campaña de fortalecer y desarrollar la industria y el agro como mecanismo de diversificación de la economía, lo cual se da en el marco de un peso colombiano debilitado y devaluado volviéndose tanto en un obstáculo como en una oportunidad para impulsar este desarrollo, tal y como lo mencioné en mí columna anterior: https://bit.ly/3zEjpyM
Pero aún quedan varias incógnitas sobre la política comercial del nuevo gobierno, en parte porque no se ha designado un ministro que dé un planteamiento claro, y son puntos cruciales no solo para esa cartera, también para la economía nacional.
Puntos claves como hacía qué mercados se busca apuntar, es decir, si el nuevo gobierno se va ha centrar en afianzar las relaciones en el hemisferio dando prioridad a los vecinos del sur y centro América y del caribe, o si los esfuerzos van a ser tras oceánicos. Hay mercados muy atractivos por sus expectativas de alto crecimiento como puede ser Asia o África, cada uno con sus particularidades y sus propios retos.
Por otro lado, está la opción de no buscar nuevos mercados sino profundizar las relaciones y buscar anchar las canastas de bienes exportados hacia estos mercados, nos enfocan no solo en Sudamérica, también centra la vista en Norteamérica y Europa; o será una mezcla de ambas.
Está la política de importaciones, esta es crucial porque es un punto complejo en diplomacia, pero también en la dinámica nacional, castigar las importaciones vía aranceles para privilegiar el producto nacional es una operación quirúrgica de alta complejidad económica, porque las importaciones no son el coco malo que restan mercado a los productores nacionales, también son los insumos para muchas industrias que sin ellas no podrían existir.
Este punto es de alto interés para el mercado por los impactos que podría tener, generando una gran expectativa en ver la política comercial del gobierno.
Por último, podríamos destacar la atracción de inversionistas, y aquí nos referimos no a inversión financiera sino inversión real, cómo se piensa atraer los capitales y las empresas internacionales para montar nuevas fabricas que potencien la economía y la ayuden a su crecimiento, todo un reto en un momento de alta incertidumbre mundial y de altos costos financieros por las altas tasas de interés que el mercado tiene.