Mucho se ha dicho de la actitud pasiva que hemos tenido los colombianos frente a la violencia a lo largo de la historia y muy especialmente frente a aquella que quita la vida a otros compatriotas. Pero, quizá como dice el adagio popular, ‘no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista’. Y ojalá estemos próximos a dar ese paso como sociedad.
Por ello es importante la convocatoria hecha por la iniciativa Defendamos La Paz, para que el próximo viernes 26 de julio, en todos los municipios del país y también en todos los países que quieran acompañarnos, marchemos por la vida, que es una forma de decir marchamos contra la violencia. Teniendo como centro de preocupación, la vida de las lideresas y los líderes sociales, que en los territorios han venido siendo asesinados, pero también la vida de los excombatientes de las FARC en proceso de reincorporación, y por supuesto, la vida de todos los colombianos, sin distingos ni de partidos, ni de clases sociales. Porque como nos lo recuerda siempre Antanas Mockus, ‘la vida es sagrada’.
Esta no es una Marcha contra el Gobierno, ni la preocupación es si asesinaron más en el Gobierno anterior o en el actual, no, lo que debemos tener como objetivo es que no haya ni un asesinado más; es solo contra los grupos o personas que han producido los hechos de violencia contra otros compatriotas. Por eso, qué bueno sería que todos, empezando por los altos dignatarios del Gobierno Nacional, los gobernantes regionales y locales, todos los partidos políticos y organizaciones sociales, se sumarán a esta Marcha, en la cual los colombianos todos le digamos a los residuos de violentos y al mundo: Ya No Más Aceptación De La Muerte.
Para que no haya más niños huérfanos sufriendo adoloridos el asesinato de sus madres o padres y teniendo que vivir con ese trauma; para que no tengamos más líderes sociales con sus familias escondiéndose en los centros urbanos de quienes quieren acabar con su vida, para que la zozobra del miedo no sea la compañera incomoda de millones de nuestros compatriotas.
Porque queremos ver a líderes como Francia Márquez o Carlos Rosero de las comunidades afro defendiendo sus derechos, a las lideresas de restitución de tierras, de los programas de sustitución de cultivos ilícitos cumplir sus tareas sin ser amenazados, a las autoridades indígenas igualmente al frente de sus pueblos exigiendo sus derechos, a los líderes sindicales luchando por mejorar las condiciones de los trabajadores, a los líderes campesinos, comunales, estudiantiles cumpliendo su tarea de representar y exigir los derechos de sus representados. Pero también exigimos que se respete la vida de los miembros de la Fuerza Pública y que ellos puedan cumplir su tarea en el marco de la Constitución y la ley.
Qué bueno sería que lográramos sensibilizarnos todos; que una cosa son las diferencias políticas, religiosas, de género, regionales, que nos hacen una sociedad con mayor riqueza, justamente por la diversidad y otra el compromiso de todos de respetarnos la vida, empezando por la de quienes cumplen una tarea tan importante con sus comunidades, como son las lideresas y líderes sociales.
Estoy seguro que con las autoridades nacionales, regionales y locales a la cabeza, comprometidas en ese noble propósito y la colaboración de todos los colombianos podremos lograrlo.