La educación es la base y el fin del desarrollo de una civilización. Se habla jocosamente de otras profesiones más antiguas en nuestra historia como humanidad, pero la educación, es la base de todo inicio del conocimiento humano. No en vano, Estados y privados, invierten profusamente en este sector como medio para el desarrollo de una sociedad. En Colombia y en Medellín no nos hemos quedado atrás, aunque los desarrollos son desiguales por regiones, por estratos socioeconómicos y hasta por género y etnias.
Sin embargo, en esta época de crisis mundial de salud, estamos viviendo una revolución de conceptos sobre cómo debe ser la educación en esta época de distanciamiento físico y surgen muchas ideas de como adecuarnos para estos tiempos ya sea por estudios presenciales o virtuales. De otro lado, estudiar tiene un costo. Hay gente que piensa que, por tener una beca, un patrocinio, o un apoyo estatal con la educación, esta es gratis. Y no es así. Alguien lo paga necesariamente ya sea vía donaciones, impuestos o cualquier otra forma de pago.
Muchos estudiantes de nivel secundaria no ven valor en ingresar a una universidad por los altos costos y la poca expectativa laboral que les espera una vez terminen sus estudios conlleva a una deserción muy temprana con nefastas consecuencias sociales y familiares como lo explicaba el exalcalde de Medellín Federico Gutiérrez en la WEF. De ahí que ha habido una explosión en la popularidad de las opciones de educación alternativa, particularmente la educación a distancia, que no es nueva en Colombia, cuyo primer ensayo se hizo en la década de los 80s cuando el Estado incentiva ese tipo de educación vía la televisión y radio.
Ahora, con los avances tecnológicos de comunicaciones que tenemos al alcance, particularmente con el internet, el COVID-19 empujó todo. Recientemente, en Colombia, se ha visto que los estudiantes están reconsiderando la matrícula para el segundo semestre del 2020 por consecuencia de la crisis económica que genera esta pandemia. Ya hay instituciones que analizan diferenciar un cobro menor de la matrícula si las clases no son presenciales. Pero se necesitaría inscribir un mayor número de estudiantes para compensar la falta de ingresos debido a que estas instituciones todavía tienen muchos costos fijos como mantenimiento de edificios, salarios e inversiones en nuevas tecnologías para las clases a control remoto. En Medellín, universidades como EAFIT y el ITM, han establecido, un fondo de apoyo en la primera y una subvención completa en la segunda, respectivamente, para evitar la deserción a nivel de pregrado.
De cualquier forma, el sistema de educación estaba destinado a evolucionar en algún momento, y el COVID-19 ha acelerado el reloj del colapso del sistema educativo convencional pues es posible que muchos estudiantes opten por el aprendizaje virtual parcial en lugar de estudios presenciales de tiempo completo. Si bien algunas instituciones académicas volverán a funcionar para el segundo semestre del 2020, las experiencias de aprendizaje remoto están haciendo que muchos estudiantes y familias digan que no regresarían físicamente a la academia por ahora.
La ventana está abierta para que los desarrolladores de software impulsen programas más agiles y amigables de plataformas de aprendizaje mixta que esté destinada tanto para el estudio en línea y presencial con funcionalidad integrada de ejercicio y calificación; la capacidad de un instructor de saltar a grupos de trabajo; formatos de instrucción multimedia; video pregrabado con tecnología de video frontal del instructor; funciones de mensajería y más como es el caso, ya en funcionamiento, de HarvardX.
Habrá novedades que pueden surgir como son que las empresas comiencen a ofrecer títulos en caso de que las autoridades oficiales de educación así lo autoricen. Unos intentos en el pasado fueron la aerolínea ACES y Proexport, hoy Procolombia. También, el cambio laboral en los roles del siglo XXI es notable cuando programas de pregrado del siglo pasado ya no existen como los técnicos en telegrafía o taquigrafía; y hay otros que están en vías de nacer como especialistas en telesalud ya sea con humanos o con robots como pasa en la India y ahora en Colombia; o soldados profesionales del espacio que sucede ya en EE. UU. y en Francia.
La magia de los campus y su geolocalización ya no sería una atracción ya que la mayoría de los programas serian una mezcla de presenciales y virtuales como lo vaticinaba el periodista Andrés Oppenheimer en su libro “Crear o morir”, lo que aumentará drásticamente las inscripciones en las instituciones académicas abaratando costos de matrículas, transporte, etc., de manera drástica por el volumen mismo de inscritos.
Finalmente, las empresas públicas y privadas que faciliten la transición laboral y el trabajo flexible crecerán y harán que la sociedad visualice un nuevo estilo de vida, empujado por estas nuevas tecnologías que harán, probablemente, que los programas arcaicos de los sindicatos de educadores que hay en países como México o Colombia desaparezcan por inercia propia, dando paso a un mayor acceso al conocimiento al alcance de todos.
Fuentes: Harvardnews, Crear o Morir de AO; Mineducacion Colombia. Departamento de Comercio de EE. UU.