Hay personas que tienen el corazón torcido y este les impide ver la nobleza y la bondad que irradian unos seres de luz, quienes van regando a su paso por la tierra, la fe y la esperanza en un futuro mejor en medio de este mar de lágrimas en que se convirtió nuestra nación. Por esta razón, nos cayó como un baldado de agua helada el peligroso tuit que el exministro de la defensa y exembajador de Colombia en Washington Juan Carlos Pinzón, le envió al padre Francisco de Roux y a los Comisionados de la Verdad, tratando de crear peligrosas dudas en su trabajo, cuando la razón de sus vidas ha sido el trabajar en forma tesonera para ayudar a nuestra sociedad a encontrar el camino que le permita superar la violencia y el dolor que cruza el alma de nuestra afligida sociedad.
Sin la más mínima consideración y respeto que le deben merecer sus maestros javerianos y jesuitas decidió el exministro Juan Carlos Pinzón enfilar sus baterías en el referido tuit asegurando que “El país requiere verdad y reconciliación. Y que la Comisión de la Verdad no es creíble para toda la sociedad y tiene una visión sesgada”. Y sin ningún reato ético decidió cuestionar a los Comisionados de la Verdad, diciendo: “La mayoría de los Comisionados registran afinidad ideológica o nexos con grupos armados. Se debe ampliar e incorporar nuevos miembros que den balance y confianza”. Con este juicio, superficial e irresponsable, colocó sobre las espaldas de los comisionados una lápida de muerte, en un país donde por menos calumnias se asesina a las personas.
El padre de Roux con la dignidad que representa manifestó que la Comisión rechaza categóricamente este juicio y dijo: “Esa afirmación es contraria a la verdad, deslegitima a la institución y pone en peligro la vida de los Comisionados y de todos los miembros de la entidad. Ante estos daños graves, la Comisión exige una retractación pública”. Y mas adelante ratifico: “Todos los Comisionados han puesto sus vidas al servicio de la Verdad y de la Paz, porque están en desacuerdo ideológicamente con la lucha armada y trabajan para que esta termine para siempre en Colombia”.
Además, calificó como “totalmente falso” que alguno o la mayoría tenga cualquier nexo con grupos armados, “afirmarlo es una afrenta a la honra y la dignidad de las personas”.
Termina asegurando el padre de Roux, en su condición de presidente de la Comisión de la Verdad: esta es una “típica estigmatización que, lanzada sin medir consecuencias desde centros de poder, eleva la probabilidad de homicidios en los territorios”, un problema en el que la Comisión ha insistido sobre el asesinato de líderes sociales en el país.
Remata diciendo el juicioso y luchador social: “La estigmatización es una constante en nuestro conflicto, usada de manera recurrente para manchar reputaciones con consecuencias frecuentemente letales”.
El exministro de la defensa Juan Carlos Pinzón, debe estar orgulloso del oprobioso papel que ha cumplido. Cuando el padre de Roux en su bondad le tendió la mano y le abrió las puertas con la posibilidad de que se retractara con dignidad y contrición cristiana, respondió dando un portazo a la Comisión de la Verdad y negándose aferradamente a retractarse. En el fondo de su alma, su conciencia le reprochará siempre la mentira con la que trató de dañar el corazón bueno y servicial del padre Francisco y de sus 11 Comisionados. Su mentira y su ofensa hoy le duele a la nación, quien reconoce su trabajo y accionar permanente por la paz y la verdad.