La actual crisis mundial de salud desatada por el Covid-19 ha producido impacto en las estructuras sociales, económicas y políticas; y las Relaciones Internacionales no están ajenas a este fenómeno, donde el multilateralismo enfrenta nuevos desafíos que amenazan aún más la interdependencia global. Estas nuevas circunstancias mundiales obligan a los gobiernos locales a adaptarse y su internacionalización no es una excepción.
Durante esta crisis mundial, la diplomacia local ha demostrado que tiene un papel clave que desempeñar. La internacionalización de los gobiernos locales, especialmente a través de la cooperación descentralizada y de la inversión extranjera genera beneficios directos para las ciudades y regiones.
En Suramérica, las ciudades han recurrido a sus lazos internacionales para intercambiar información y apoyos materiales según sus posibilidades y necesidades. Igualmente, hay cooperación entre ciudades del mismo país como en Colombia, donde Medellín, con la acción conjunta del sector privado y la academia, ha apoyado a ciudades colombianas menos favorecidas económicamente como Leticia, Quibdó, Ibagué y San Andrés, entre otros, lo cual muestra toda una actitud de solidaridad nacional entre regiones.
Sin embargo, recientemente ha habido casos de mala interpretación de algunos tipos de cooperación internacional como la que sucedió con la Gobernación del Magdalena y la Alcaldía de Medellín buscando contratar médicos de origen cubano para reforzar supuestamente el equipo galeno local en cada región. En este caso, nada más equivocado que buscar soluciones externas para problemas internos. Todo lo contrario: agravaría el problema. Si bien existe la ayuda humanitaria internacional, también es cierto que las soluciones del manejo de las crisis deben estar en manos propias de quienes conocen las condiciones, las culturas y las necesidades locales.
Cuba, ha recibido reconocimiento internacional en materia de cubrimiento de salud para toda su población, con las limitaciones que todos conocemos. Asimismo, se le ha valorado los avances en algunas investigaciones médicas en el campo de la oncología que son reales. Pero de ahí a que, se exporte su sistema de atención médica a países con mayores recursos de salud y cuyas características ellos desconocen; con los antecedentes que hoy tenemos de sus trabajos en varios países cuyos resultados son poco afortunados; sumado al modelo de negocio, por medio del cual, se le paga un porcentaje al Estado cubano y otro, en menor cuantía, al médico que realiza la labor, deja mucho que desear como lo dice la ONU donde en una relatoría de inicio de este año la califica de “trabajo forzoso “ de sus misiones al exterior.
Esta clase de misiones tienen un componente más político que sanitario; más investigativo (espionaje político o industrial) que de enseñanzas; más comercial que humanitario. Este tipo de brigadas de salud son bien distintas a las que despliegan países como EE. UU., Brasil, Francia, incluso hasta la misma Colombia con países amigos. En este sentido, es muy conveniente coordinar las acciones que ofrece la cooperación internacional con el ente rector de la Diplomacia del país que es la Cancillería y apoyarse con la Agencia Presidencial de Cooperación para evitar distorsiones en las solicitudes regionales que generan contratiempos en los contactos con algunos países como es el caso de Cuba, con el cual Colombia tiene una relación tensa por motivos políticos y de seguridad. Esto es de sentido común. Es como si Alemania les pidiera ayuda médica a países como Haití o Rusia, con quienes no hace ningún sentido por motivos ampliamente conocidos.
La cooperación internacional ha revitalizado varias iniciativas de la diplomacia de Medellín en organizaciones como Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU); Metrópolis; el Proyecto AL-Las; BID-Ciudades; Global Resilient Cities; C40 y más de una centena de organizaciones similares en todo el mundo, entre otros, que ha permitido una dinámica de intercambio de experiencias exitosas y colaborativas en temas de interés común.
Por lo tanto, crisis como la del cambio climático o la pandemia del COVID-19 han tenido un impacto en la Paradiplomacia porque los gobiernos locales también están innovando en sus relaciones externas como sujetos de derecho internacional que son y generando nuevos espacios de cooperación sin generar controversias políticas innecesarias.