Hace muchas décadas ir a un médico general, era la solución prácticamente a cualquier malestar de salud que se tuviera. Con el correr de los años la medicina se fue especializando de tal forma que ir hoy, por ejemplo, a un oftalmólogo, que de por sí ya es un especialista de una de las ramas de la medicina, hay subdivisiones de especialización de la vista: especialista en cornea, en pupilas, en iris y así sucesivamente llegaremos en poco tiempo a tener especialistas prácticamente de cada hueso (206), ya el ortopedista será una figura de recepción primaria. O veintiún especialistas, uno por cada órgano de cuerpo humano y así el médico general será una figura decorativa.
Esas especialidades hacen que el mundo sea cada vez más específico en su diario accionar que, en algunos casos, genera confianza en quien requiera de un servicio o atendimiento especifico; y en otros casos, genera molestias por los pasos a seguir hasta llegar al personaje correcto para tratar un asunto en particular. Estas circunstancias de especialización se dan también en todas las profesiones como Derecho, Veterinaria, Ingeniería etc., y sucede en todo el mundo.
Sin embargo, una lectura aleatoria en estos días me alertó sobre una novedad: la confirmación de la evolución de las relaciones internacionales entre Estados y sujetos de Derecho Internacional y es que un proyecto de ley bipartidista presentado recientemente en el Senado de los Estados Unidos de América permitiría que alcaldes y gobernadores profundicen en la diplomacia internacional.
Esta eventual autorización de compartir el manejo del relacionamiento internacional del Gobierno Federal de los EE. UU. en representación del país no es gratis: busca de alguna forma, contrarrestar lo que China continental de un lado y la China Taiwán del otro ya están haciendo en Estados Unidos y en otros lugares.
La Ley de Diplomacia de la Ciudad y el Estado, es un proyecto de ley que acompaña al presentado ante la Cámara el año pasado, buscando crear una Oficina de Diplomacia Subnacional en el Departamento de Estado, dirigida por un diplomático con rango de embajador que facilitaría que funcionarios locales y estatales puedan salir al mundo y hablar con sus contrapartes con carácter oficial, con instrucciones del propio Departamento de Estado y hasta patrocinado por ellos mismos.
En este sentido, que interesante seria que, en Colombia, el Ministerio de Relaciones Exteriores viera en algunos líderes regionales, personalidades que puedan coadyuvar en el proceso de la inserción eficiente del país en la comunidad internacional, en todos los campos como cultural, cooperación, comercial, ambiental con algunas excepciones como temas militares o de inteligencia por cuestiones naturales de seguridad nacional. Sería una forma natural para expandir la participación internacional del país a través de una diplomacia subnacional donde funcionarios regionales como Gobernadores y alcaldes tengan un recurso permanente y centralizado para tomar decisiones en su relacionamiento con la comunidad internacional.
La diplomacia personalizada a ese nivel podría ser particularmente útil en países cuya relación con Colombia es escaza o inexistente; o con naciones que son receptivas a las asociaciones internacionales de alcaldes que ya existen por doquier en el mundo pero que casi nunca reciben la visita de un Canciller o de un Jefe de Estado. También es posible que las relaciones con un país especifico no sean las más cordiales en un momento dado, pero si estamos construyendo lentamente una diplomacia subnacional, esta instancia podría ayudar a construir relaciones entre esos países.
Recientemente, para poner un ejemplo, en un informe de gestión de la Agencia de Cooperación e Inversión Internacional de Medellin, en años como el 2016 o el 2017, la ciudad recibió más de 900 delegaciones internacionales de cerca de más de 70 países diferentes de todos los continentes, o sea, estadísticamente casi cuatro delegaciones diarias por año. Fueron a Medellin interesados en temas de resiliencia de ciudad, temas culturales, de movilidad, ambiental, urbanismo, etc.; desde Jefes de Estado, pasando por vicepresidentes, ministros de gabinete de gobiernos extranjeros, embajadores, inversionistas, alcaldes, gobernadores, líderes internacionales y hasta miembros de casas reales del mundo. Es decir, el mundo pasó por Medellin. Y a su vez, Medellin hizo presencia en no menos de 60 eventos internacionales con funcionarios del conglomerado municipal, es decir, casi una actividad presencial internacional por semana en el mundo.
Crear un vínculo formal entre la Cancillería de San Carlos y las principales administraciones ejecutivas regionales del país no es un rechazo a la diplomacia practicada tradicionalmente por el país, pero si un reconocimiento a los funcionarios de ciertas alcaldías y gobernaciones que no trabajan para el gobierno nacional y pueden ayudar a la dinámica diplomática del país.