La semana pasada nuevamente el senador Luis Fernando Velasco fue noticia, no solo por sus intervenciones sobre la tercera reforma tributaria del Gobierno del Centro Democrático, sino porque algunos sectores sociales afines y militantes del Partido Liberal Colombiano, le pidieron que se lanzara como precandidato presidencial por dicha colectividad.
El senador, que ya en 2017 en el marco de la VII Convención Nacional del Partido Liberal había lanzado una precandidatura, que luego retiró, técnicamente en favor de la colectividad, pero que en ultimas resultó siendo una sagaz acción para salvar su propio prestigio ante la inminente catástrofe que a la postre resultó siendo la consulta de noviembre de ese año, en donde se enfrentaron Juan Fernando Cristo y Humberto de la Calle, parece estar de acuerdo con esos anuncios, sin embargo, el camino no es tan fácil como piensan los voceros de esos sectores que le piden sea el candidato presidencial liberal.
La información publicada en algunos medios de comunicación acerca de la decisión de la Dirección Nacional del Partido Liberal Colombiano de esperar a que Alejandro Gaviria acepte el ofrecimiento de ser su candidato presidencial, renunciando a mediados de año a la Rectoría de la Universidad de los Andes para la que fue electo para el periodo de 2019-2023, expone una situación bien particular con la que tendrá que sortear el senador Velasco.
La insistencia en la candidatura del exministro, demuestra el poco juego que le queda al gavirismo, hoy omnipresente en casi todas las instancias del Partido Liberal Colombiano, que aunque fortalecido por los más de 7 millones de votos en las elecciones territoriales de 2019, no tiene ni una agenda de país que sea capaz de generar ni tan siquiera suspicacias, ni un candidato que con su carisma sea capaz, no solo de encarnar una agenda que convenza al voto de opinión, sino de mover las maquinarias de los señores/caciques electorales que en 2018 ya demostraron ser capaces no solo de abandonar a su suerte al candidato único del partido, al cual ni siquiera el 10% de los 4.373.000 millones de votos depositados por las listas de Senado y Cámara de Representantes respaldaron, sino también de tener el cinismo de no asumir su responsabilidad en ese fracaso, y asumir descarada y públicamente el asco que le generaba su plan de gobierno, yéndose tranquilamente a apoyar el proyecto de la derecha latifundista y colonial y a su filipichín candidato presidencial.
Este antecedente y la evidente ausencia de disciplina partidaria, hace pensar que es muy probable que aun cuando el exministro de Salud acepte, las maquinarias territoriales por debajo de la mesa pactarían apoyar al candidato que les proponga Vargas Lleras, como ya sucedió en su momento, sumando un segundo fracaso nacional al Expresidente Gaviria, del cual, es poco posible se reponga, al demostrarse, de nuevo, que es bueno para jugar en las elecciones territoriales, pero que no es capaz de cohesionar a los señores electorales territoriales en un proyecto común alrededor de una candidatura presidencial.
Si ni en las estructuras del Partido, lideradas nominalmente por el Director Cesar Gaviria Trujillo existe la disciplina suficiente para respaldar un candidato único, como ya sucedió con Humberto de la Calle, ¿qué haría pensar que el senador Luis Fernando Velasco de tener el aval para ser candidato liberal sea capaz, no sólo de cohesionar a esas maquinarias alrededor de su nombre, sino de llevarlas, como aspiran los sectores liberales que lo apoyan, a la posible consulta presidencial del llamado Pacto Histórico, alianza de los pequeños partidos de izquierda para mantener sus personerías jurídicas conformando listas conjuntas para Senado y Cámara?
Asumiendo que sea posible que el expresidente Gaviria acepte darle el aval y en el soñado escenario que de los 35 representantes, al menos 10 realmente muevan maquinarias a su favor, y que el Partido Liberal vaya a una contienda contra el senador Gustavo Petro, es poco probable que el senador Velasco gane esa consulta, con lo cual, inevitablemente saldría del escenario político nacional y los sectores económicos y sociales que él representa, no tendrán más voz en el Senado.
Ante este escenario, la pregunta de fondo es ¿estaría dispuesto el senador Velasco a sacrificarse, autoexcluyéndose de la opinión pública nacional y abandonar su agenda política y económica en el Senado por un aval para Presidencia de la República por un partido poco disciplinado, fuertemente clientelar, con tintes de derecha moderada, que lo llevaría a una serie de inciertos escenarios de alianzas y coaliciones?
Ojalá pronto sepamos la respuesta.