La presidencia de los EE.UU. en manos de Joe Biden acaba de dar un paso trascendental en el camino complejo de la consolidación de los Acuerdos de Paz, firmados hace 5 años en La Habana, Cuba, al ordenar retirar a las antiguas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – FARC – de la lista de Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO, por sus siglas en inglés).
Esta es una noticia que satisface a los demócratas y amantes de la Paz, a nivel nacional, en lo particular y a nivel mundial, en lo general. Es la consecuencia lógica de quienes firmaron la Paz y han sabido mantenerse en ella, a pesar de tantos ataques que han recibido de grupos guerreristas que solo piensan en sus intereses personales y sus vocaciones violentas.
El escalofriante número de guerrilleros asesinados, casi trescientos, quienes firmaron la Paz y esperaron un cumplimiento generoso del Estado, simboliza este gesto salomónico del presidente Biden al decidir, por encimas de intereses políticos y grupales, ratificar esta oportunidad de Paz, para quienes hacen mas de 5 años se encontraban combatiendo con las armas en las manos.
Hoy son campesinos humildes, trabajando con dificultad la tierra y adelantando programas a nivel comunitario. Este gesto de sacarlos de las listas terroristas es bueno, porque le permitirá a los Estados Unidos, a través de sus agencias, hacerle llegar los recursos económicos de su ayuda, que le faciliten salir adelante, desviando el camino de tener que pasar por las manos de Duque.
Sin embargo, hay que anotar que, sí existen almas muy torcidas y perversas, como las que han manifestado su desacuerdo con esta soberana medida que han impuesto los EE.UU. Yo pregunto, ¿Entonces que quieren? Que continue el camino fratricida de la guerra para que los grandes consorcios políticos, económicos comprometidos en la millonaria compra de armamento, munición carros de combate, helicópteros y aviones construidos para el bombardeo de áreas selváticas y campesinas, sigan con su criminal negocio, ¿¿¿mientras soldados jóvenes de lado y lado caen en las trincheras y los campesinos en los caminos rurales???
Recordamos que el presidente Duque ya casi termina su periodo y no logra conectarse con el sentimiento de generosidad del pueblo colombiano que insiste, apoya, lucha, trabaja por todo lo que sean caminos de paz, espacios de Paz, que hagan surgir la profunda esperanza de la nación por una convivencia fraternal que lleve alegría a todos los hogares colombianos y que aleje para siempre el odio y la violencia, cuando ya se escuchan los villancicos anunciando que llegó la Navidad.
Hay que resaltar que el consejero presidencial para la Consolidación, Emilio Archila manifestó que es un “reconocimiento” a la razón que “ese antiguo grupo guerrillero se desarmó”, y digo yo: Firmó un Acuerdo de Paz que contra viento y marea lo ha cumplido en su totalidad, a pesar del escaso apoyo que le ha brindado la administración Duque.
Expreso mi satisfacción por este gesto de Paz, liderado por el presidente Biden de los Estados Unidos de Norteamérica.