El sistema de salud colombiano enfrenta retos estructurales que no pueden ignorarse ni manejarse a la ligera por quienes aspiran a la presidencia de la república y que no se podrán superar con propuestas populistas o continuistas. Aunque la salud en Colombia ha tenido avances que no podemos desconocer, sobre todo en materia de cobertura, las trabas administrativas como las demoras en las autorizaciones de medicinas, la mercantilización del derecho a la salud, la corrupción y la baja inversión en ciencia y tecnología en este sector, le quitan la posibilidad a millones de colombianos de desarrollar sus vidas de manera plena; y pone en riesgo de muerte a comunidades negras, indígenas o campesinas que muchas veces no pueden acceder al servicio de salud.
Por un lado, Gustavo Petro propone una reforma al sistema de salud que genera dudas sobre cómo se puede sacar de la estructura de la salud en Colombia a las EPS sin que eso ponga en riesgo la prestación del servicio. Es cierto que se puede avanzar hacia un sistema con menores niveles de intermediación administrativa, pero desarrollar esto de un día para otro y sin tener claro un plan de respaldo que asegure que las personas no se van a quedar sin atención médica es una gran irresponsabilidad. No es sino recordar el fiasco de la recolección de basuras en Bogotá cuando Petro fue alcalde. En ese momento, debido a decisiones improvisadas, falta de conocimiento de la gestión pública y de capacidad de escucha, el exalcalde puso en grave riesgo la salud pública de la capital.
El continuismo de Federico Gutiérrez tampoco es la solución. Esto sería perpetuar los problemas de calidad, tercerización y de igualdad en el acceso a la salud; y seguir manteniendo un modelo que encarece el trabajo al cargar el salario con los aportes del régimen contributivo. Sería mantener un sistema en el que la atención a enfermedades de alto costo sea solo para los que puedan pagar una medicina prepagada y donde el resto se vea obligado a usar la acción de tutela para garantizar su derecho a la salud. Necesitamos una reforma como la ha planteado Sergio Fajardo, en la que los usuarios de la salud sean el centro y no las EPS; y donde el sector salud esté administrado por personas idóneas y no por representantes de políticos que van detrás de los recursos públicos. Una reforma donde la promoción y la prevención cuenten con recursos suficientes y donde el personal de la salud sea bien remunerado y a tiempo para garantizar la atención adecuada de todos en Colombia.