Lo que viene ocurriendo en las manifestaciones de los pueblos indígenas del Ecuador sobre el gobierno neoliberal de Guillermo Lasso se podría empezar a interpretar como una característica propia de la violencia epistémica, racista del Estado Moderno arcaico en su continuidad en el presente. Lo que vamos a describir es la valoración de la acción colectiva en los momentos subjetivos y objetivos puestos en la práctica por los actores culturales “los indígenas. Una vez más el Estado moderno se presenta como una máquina no solo simbólica, más también administrativa y coercitiva en su esencia, entre esas cosas estaría la violencia física en acción cuando no funcionan las medidas de control administrativo.
Por consiguiente, entonces lo que se tiene enfrente es un aparato represivo y simbólico, que el enemigo pasó a ser todo ente cultural que se manifieste en contra de sus intereses. Lo que causa pudor es que la violencia es persistente en un Estado capitalista dependiente como los del Sur- y el gobierno ecuatoriano está en esa línea de práctica.
Así, la conducta subjetiva humana que administra el Estado, dado que el Estado es accionada por las conductas políticas de los actores que hacen la política y llevan a cabo la acción política en una agenda de gobierno. Adoptando como campo de hechos lo sucedido en Ecuador lo que hay como conductas subjetivas humanas en el Congreso “es meros instrumentos humanos al servicio de las economías hegemónicas y sus intereses”. Sobre la conducta objetiva tenemos todos las operaciones tanto legales, administrativas que se imponen hacia los manifestantes y dirigentes para intentar desmoralizar la acción social y política de los actores que llevan a cabo sus repertorios de lucha.
Se considera así recordar una frase dicha por Mariátegui “el indio tiene que liberarse por sí solo”, estas palabras no pasan de moda si pensamos el presente y sus hechos en cuanto a la acción política del Estado de los actores que resisten. Así se resalta que el conjunto de acciones por los indígenas del ecuador son una clara muestra de que la única solución del actor político él “Indígena es su propia acción colectiva”. En pocas palabras no debe de sorprendernos, pero la lucha del Indígena la hace el propio Indígena. La resiliencia de la acción Indígena es pasar de ser un actor folclórico o solo para la foto en sus formas simbólicas de su identidad cultural, a la acción política, ese será la actitud que el Estado moderno tiene miedo del Indígena, “su levantamiento, su rebeldía”, demostrar que no es un mero instrumento para ser disciplinado.
En definitiva, la acción del “Otro” que desde 1492 fue ninguneado por no ser moderno y europeo en pleno siglo XXI grita a viva voz aquí estamos los ninguneados, los que la herencia colonial llamó de no seres humanos. Lo que se quiere denunciar es que existe vigente una enfermedad llamada racismo epistémico, la afirmación parte por los hechos del Estado contra quien se pone en pie de discrepancia.
Denunciar que existe un racismo epistémico vigente no superado entre el Estado y los pueblos Indígenas del Sur-Ecuador, por el hecho de tener articulados al conflicto social actores culturales originarios. Lo que estaría en juego es la amenaza de no tolerancia por las clases capitalistas a toda una red de identidades y sobre todo a las formas simbólicas de los saberes locales y todo lo que existe ahí dentro de los territorios y sus territorialidades. Entonces lo que hace que la manifestación avance y entre en actividad la violencia física en el homicidio es el racismo subjetivo y objetivo histórico que vive y se renueva dentro del Estado moderno. Anotar y resaltar que todas las acciones políticas llevadas a cabo en el Ecuador por ese “Otro” lo “indígena”, es una muestra de actividad concreta para las clases dominantes.
Al mismo tiempo lo que se está demostrando es que la actividad política es conocida y practicada desde sus formas por lo Indígena en tiempos donde al Indígena se lo quiere ver reducido al “al Folklor” y no a la acción política. Finalmente, el Sur tiene su originalidad, y es que su acción social en sus Movimientos Sociales tiene muchos componentes a ser reinterpretados siempre, o mejor dicho la acción social al ser renovada por sus actores ya conlleva a que los conceptos tienen que estar en construcción y desconstrucción, ese es el desafío de las “Ciencias Sociales Críticas del Sur”. La conducta del Estado en lo subjetivo y objetivo es la violencia, eso debe quedar claro, y la conducta subjetiva y objetiva de la acción social del Otro es la resistencia, reivindicación, y la divergencia política social, cultural e también económica.