En su último reportaje que concedió el Presidente Juan Manuel Santos al periodista Yamid Amat y publicado en el diario El Tiempo del domingo 6 de agosto de 2017, fue categórico al decir que al terminar el plazo para la extracción de los contenedores de la ONU con las armas de las Farc, su significado es, enorme. “Es el fin de las Farc como grupo armado, es el verdadero fin del conflicto. Volteamos la página y podemos avanzar en la construcción de la Paz”.
Para las generaciones que nos levantamos en medio de la violencia y que no teníamos nociones prácticas y concretas de lo que era un país en Paz, con el silenciamiento definitivo de los fusiles nos resultó ciertamente fantástica y por momentos casi que increíble. La sucesión de episodios violentos y de muerte ocupaban nuestros cerebros todo el tiempo. Podría decir, sin riesgo a equivocarme, que llegamos a pensar que ese desastre social, sistemático y cotidiano que vivíamos, era lo normal para cualquier tipo de sociedad.
Cual equivocados estábamos. La normalidad rutinaria de las sociedades humanas es precisamente la discrepancia natural pero respetuosa y tramitada sus diferencias a través del dialogo racional y democrático, donde cada cual expone sus ideas y argumentos en forma serena y constructiva. Ese es el gran legado que deja el Presidente Santos para las generaciones futuras y que fue sabiamente comprendido en esa dimensión humanística con la que las Farc asumieron los diálogos de Paz y la firma definitiva de los Acuerdos.
Efectivamente logramos, por fin, voltear la página. Nos espera un futuro inmediato lleno de inéditos desafíos a los cuales no podemos ser inferiores. El Presidente Santos decide asumirlos en el reportaje y hace una invitación a todos los colombianos a consolidar lo alcanzado en los Acuerdos y a avanzar en la construcción de la Paz. Es consciente de las dificultades inherentes a este proceso y manifiesta que la tarea de la construcción de la Paz va a requerir de varios gobiernos.
No quiere el Presidente Santos comprometer su Gobierno en las próximas elecciones presidenciales y es taxativo en reconocer que el Gobierno no tiene candidato. Frente la eventualidad de los dos candidatos más cercano a sus afectos: Humberto de la Calle y German Vargas Lleras, manifiesta estar seguro que quien sea, construirá sobre lo construido por que fueron parte de su Gobierno. En definitiva, se identifica con la propuesta de Humberto de la Calle que ha expresado que el candidato presidencial debe ser producto de una coalición de los sectores políticos que apoyan la Paz: “Sí. Cualquiera que sea el Presidente será necesariamente el producto de una coalición y deberá seguir consolidando la Paz”.
Creo que la tarea fundamental en estos momentos es enfrentar en una la lucha frontal y sin cuartel a la corrupción y derrotarla. La corrupción invadió toda la estructura fundamental del Estado colombiano y lo tiene contra las cuerdas. Los tres poderes fundamentales del Estado, según la concepción de Montesquieu, están penetrados por la corrupción. Al respecto, el Presidente se expresó así: “Vamos a redoblar y fortalecer la lucha contra la corrupción. Con nuevas y más duras normas en materia de extinción de dominio, les vamos a pegar a los corruptos donde más les duele: el bolsillo”.
Presidente Santos si usted logra cortarle la cabeza a la corrupción, después de haber consolidado la Paz entre los colombianos, pasará efectivamente a la historia. ¡Que Dios le ayude!