No fue fácil la vida institucional del Partido Liberal después de que el Honorable Consejo de Estado, por acción popular, ordenara poner en vigencia los Estatutos aprobados en 2002, dejando sin valor los acogidos en la Convención del año 2011. Fue difícil implementar las nuevas-viejas normas del Partido y las órdenes del Consejo de Estado, pero lo más trabajoso fue aguantar la pugnacidad que desataron las personas que demandaron a la Colectividad y ganaron la contienda judicial.
La Dirección Liberal, cuya legitimidad nunca fue cuestionada por las autoridades, procedió a cumplir las órdenes de lo Contencioso Administrativo tan pronto la sentencia quedó en firme, fecha desde la cual operaron en todo momento y lugar los Estatutos del 2002. No obstante, el Partido siguió siendo objeto de requerimientos, demandas, tutelas y desacatos, hasta el punto de que el año pasado, un día antes de su celebración el Congreso Nacional fue suspendido por orden del Tribunal Administrativo de Cundinamarca, el cual ejerció un procedimiento de vigilancia para el cumplimiento de la sentencia, como es propio de estos juicios populares.
Fueron dos años incómodos, dolorosos, durante los cuales no hicimos bochinches como nuestros detractores, sino que esgrimimos realidades y argumentos jurídicos.
Qué decir de los improperios, insultos, tergiversaciones, acusaciones y señalamientos injuriosos que desataron contra la Dirección Nacional, especialmente contra el suscrito, los impugnadores, que se imaginaron ser dueños del Partido, tergiversando la decisión judicial. Fueron dos años incómodos, dolorosos, durante los cuales no hicimos bochinches como nuestros detractores, sino que esgrimimos realidades y argumentos jurídicos. El Honorable Consejo Electoral fue consciente de lo que pasaba y obró en todo caso con prudencia y la ley en la mano. Lo mismo ocurrió con el Despacho que el Tribunal designó para que vigilara el proceso, por fortuna.
En las últimas semanas, el Partido fue atacado con dos Tutelas ante el Honorable Consejo de Estado. Desde la Dirección Nacional respondimos con hechos y la ley en la mano.
Recién notificada la sentencia, que siempre respetamos, el Veedor del Partido presentó una Tutela, la cual finalmente llegó a la Honorable Corte Constitucional. La semana pasada esta Alta Superioridad dejó sin efectos la sentencia del Honorable Consejo de Estado. Todos sabemos el significado de la conocida expresión: “Roma locuta, causa finita”.
Ese mismo día el Honorable Consejo de Estado negó las nuevas Tutelas. El Partido, como se dice, “quedo libre de polvo y paja”. No hago bulla ni ostentación por los fallos; digo con humildad que se impuso el recto criterio del Partido Liberal y el saber esperar, sin nunca utilizar la diatriba. Estoy contento. Comparto mi alegría con todas y todos los liberales.
No habrá revanchismos. Invito a los liberales, a todas y a todos, los de ayer, los de hoy, a integrarnos y a librar las batallas de Marzo y Mayo, para triunfar.
Hoy cabe perfectamente un verso que nunca olvido de Martí: «Cultivo una rosa blanca, en junio como en enero, para el amigo sincero que me da su mano franca; para aquel que me rompe el corazón con que vivo, cardos ni ortigas cultivo, cultivo una rosa blanca”.