Tuve la feliz oportunidad de asistir en El Teatro Colsubsidio, a la presentación inaugural, por primera vez en Colombia, de la Opera Multimedia “3Mil Ríos voces en la selva” opera compuesta por el destacado compositor de música Víctor Gama, nacido en Angola (África) donde vivió hasta los 18 años, para luego viajar a Lisboa-Portugal, donde estudió antropología y guitarra clásica. Posteriormente decide residir en Holanda y asumir el estudio y realización de trabajos acerca del mapeo musical en zonas de post-conflicto.
En su natal Angola en África, comenzó a recibir el mensaje angustioso de los ríos, que por el efecto devastador de la guerra iban sufriendo en sus entrañas el daño profundo que le ocasionan los efectos de la confrontación violenta, la explotación de las gentes a sus lechos frágiles y arenosos. Decidió entonces, venir a la Amazonia Brasilera y de allí, a la Amazonía Colombiana para recibir el mensaje doloroso de nuestros ríos, destruidos sistemáticamente por la esquizofrenia humana que arrecian en medio de su avaricia capitalista buscando como seres enloquecidos el oro y los minerales preciosos que guardan sus entrañas, así mismo derrumbando la selva de donde los ríos beben el agua inagotable de sus fuentes, sin valorar el efecto destructor de su intervención
Los maestros colombianos Pedro Ojeda Acosta y Urian Sarmiento, percusionistas y estudiosos de nuestras culturas ancestrales, lo acompañaron en las profundas correrías que realizaron por los ríos de la Amazonía y el Chocó, donde convivieron con las comunidades indígenas y afros, escucharon sus angustias generadas por el hombre blanco, irracional, destructor de la naturaleza y depredador de todo el hábitat. Por esto, Víctor Gama enseña en su monumental ópera, un retrato de los profundos daños en el ambiente y en las estructuras sociales indígenas, generadas por una “loca onda de industrialización” que afecta las comunidades que viven y sobreviven a lo largo y ancho de los principales ríos del Putumayo, Caquetá, Amazonas y Chocó.
Un selecto grupo de artistas lo acompaña en la presentación de la obra, a saber: Víctor Gama composición, dirección artística y video. Angola y Portugal. Jaime López Kiriyateke, canto tradicional de Colombia. Rui Pinheiro, Director de orquesta, Portugal. Pedro Ojeda Acosta, Percusión de Colombia. Yetzabel Arias Fernández, Soprano de Cuba e Italia. Urian Sarmiento, Percusión de Colombia. Té Macedo, soprano, marimba de Angola y Portugal. Salomé País Matos, Toha de Portugal. Carla Bernardino, Soprano de Portugal. Waira Nina jacanamijoy, canto tradicional de Colombia. Paulo Machado, técnico de sonido. Rui Peralta,Técnico de video, y una Orquesta de cámara, 12 músicos.
En algunos pasajes donde la selva y sus ríos son agredidos mortalmente, a sus comunidades indígenas no les queda otro camino que el suicidio frente a la agresión sistemática a su mundo, a sus costumbres y sus esperanzas. No pude evitar que las lágrimas rodaran por mis mejillas de dolor y de vergüenza. Dolor al ver y sentir como las transnacionales mineras destruyen los hábitats naturales que son los núcleos fundamentales de nuestra nacionalidad; y de vergüenza, porque callamos en forma cobarde ante tanta infamia y podredumbre que está rompiendo y acabando para siempre el hogar de los futuros colombianos, de millones de niñas y niños, donde inexorablemente se encuentran mis nietos.
Es majestuosa y conmovedora la forma como el compositor articula las distintas expresiones artísticas: la música en su máxima expresión de orquestan y canto, la danza, la poesía, la prosa, el video, la fotografía, acoplados en la armonía y el contrate que conmueven y estimulan, no solo los sentidos, si no, además y de manera fundamental las emociones, que llevan a evidenciar el amor por el territorio y a su vez, el dolor y desesperanza ante la tierra arrasada y destruida por la ciega y torpe avaricia que corroe la sociedad actual. Es imposible no sentir la inexorabilidad de la sentencia de muerte firmada para la naturaleza y para el ser humano como especie.
Es urgente que esta obra y otras de igual dimensión y contenido sean vistos e interiorizados en nuestros colegios, liceos, universidades, bibliotecas, centros culturales de barrios, en las ciudades y pueblos para que se vaya construyendo una inmensa masa crítica, de jóvenes, mujeres y hombres, adultos y ancianos con capacidad de organizarse políticamente, de tal forma que pueda imponerle al Estado colombiano, claros y taxativos proyectos que eliminen por siempre la posibilidad de agredir nuestras fuentes hídricas y aseguren para el país un aprovisionamiento de agua por secula seculorum, por los siglos de los siglos.
Es válido en esta hora de nuestras dificultades recordar parte del histórico texto contenido en la carta del Jefe indio Seattle al Presidente de los EE.UU, en el año de 1845, a raíz del ofrecimiento de comprar la tierra de los Pielrojas: “El murmullo de los ríos es la voz de mis antepasados. Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos. Por lo tanto, ustedes deberán dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano”.
Que palabras tan ciertas y profundas…No podemos olvidarlas. El agua será por siempre más preciosa y valiosa que el oro!