Muchas personas andan felices no sólo porque el candidato designado (mas no electo en consulta popular como lo hacen en aquellos partidos donde tienen a la democracia participativa/directa como uno de sus mecanismos de decisión o en una convención/asamblea/congreso como todas las organizaciones cotidianamente lo hacen) de la llamada Coalición Colombia anda liderando en las encuestas, que como escuché hace algunos días, tan sólo son una fotografía de lo que más o menos piensan los electores, sino porque por fin (¡aleluya!) tienen unas “Bases programáticas” que defender en los futuros debates presidenciales.
Ahora bien, algo que esas personas no tienen en cuenta pero que algunos suspicaces como yo han notado gracias a varios trinos de algunos perfiles en Twitter, es que los que estaban detrás de esa Coalición, especialmente el otrora maoísta senador Jorge Robledo, empezaron a usar una herramienta retórica poco analizada en el país: el discurso centrista.
Si usted busca en internet “discurso centrista”, dentro de las muchas salidas que aparecen está una que llama poderosamente la atención y es la de “retórica centrista”, que algunos psicólogos asimilan con lo que se ha llamado el victimismo crónico, pero que para el caso es aquella que se caracteriza por tres argumentos, los cuales no necesariamente se presentan de manera simultánea en los discursos centristas:
1) “neither/nor” (“ni/ni” ¿les suena familiar el uso de esa expresión en boca del senador Robledo?);
2) “both/and” (“ambos y” que Fajardo ha relucido en algunos momentos de su vida política, especialmente cuando aceptó la ayuda del liberal Aníbal Gaviria para su campaña a la Gobernación en 2011); y
3) “new times” (esos “nuevos tiempos” que prometen en las líneas finales del documento de base programática publicado el 20 de diciembre).
El “neither/nor”, es uno de los más significativos argumentos de la retórica centrista, ya que proclama que los polos del espectro político son “extremos”, por lo que son poco dignos de apoyo. El “both/and” es una forma, no de encontrar un punto medio entre dos posiciones, sino de reafirmar ambos posturas. Es decir, es un argumento que busca un punto de equilibrio, de balancear a la sociedad que está polarizada.
Finalmente el “new time” implica palabras más, palabras menos que como los tiempos han cambiado, las viejas ideas y tradiciones políticas ya no responden de manera adecuada a los mismos.
Considerando lo anterior, la frase de batalla del centrista (¿?) senador Robledo “ni Santos ni Uribe”, no solo es el más adecuado eslogan que la campaña de la Coalición Colombia puede tener, ya que usa el argumento centrista por excelencia, sino que también es la más adecuada manera de profundizar la polarización en la que vive el país, polarización que por supuesto sólo servirá para fines electorales.
Lo único malo de esa frase es que contrario a lo que sucede con el centrismo clásico, esta no hace distinción entre derecha e izquierda, sino entre extrema derecha (Uribe) y derecha (Santos), juntando a la izquierda con ésta última con lo que de entrada la desacredita ante el electorado, ninguneándola en el debate.
En 2014, la dicotomía entre la paz de Santos y la guerra de Zuluaga, obligó a muchas colectividades y tendencias ideológicas de izquierda a apoyar la continuidad de la Mesa de La Habana, por lo que muchos líderes como Gustavo Petro y lideresas como Clara López y Aida Abella optaron por apoyar lo que evidentemente es el proyecto político más significativo del siglo. Tres años después, las huestes seguidoras de Robledo, señalan de santistas a estos líderes, y como el llamado santismo (si es que existe) es sinónimo de corrupción, pues ya en redes sociales se afirma que tanto López como Petro, hacen parte de esa izquierda institucionalizada, vendida y corrupta por apoyar una reelección signada por dineros de Odebretch. ¡Monoña!
Finalmente, y para no agotar la disertación aquí, es relevante recordar que el uribismo fanático no duda en señalar de castrochavista a todo lo que no sea uribismo, especialmente si son de las colectividades que respaldaron a Santos en su reelección, por lo que no es ingenuo pensar que la frasecita “Ni Santos Ni Uribe”, sea la versión centrista del fantasma castrochavista con la que los nuevos Partidos de Centro como el Polo Democrático y la Alianza Verde harán campaña, a la usanza de la extrema derecha.
Divide y vencerás.
(Para mayor información, le recomiendo leer el siguiente texto de Leonard Williams publicado en 2004 y disponible en línea “The Discourse Of Centrism” http://citation.allacademic.com//meta/p_mla_apa_research_citation/0/8/4/1/2/pages84125/p84125-1.php si usted no es muy diestro con el inglés, puede traducirlo directamente en la página con la opción “traducir” que traen algunos navegadores, especialmente Google Chrome).