Es hora de que todos esos buenos deseos de prosperidad, de buenos frutos y demás que todos dijimos a finales de diciembre, se empiecen a materializar en la más grande organización juvenil política del país.
A mi juicio, la Organización Nacional de Juventudes Liberales tiene dos retos enormes que debe asumir en el primer semestre de 2018: reacomodar y reafirmar.
Reacomodar la casa, en este momento de evidente crisis organizacional, es la principal tarea que todos los militantes liberales menores de 30 años, once meses y 29 días deben realizar.
Hoy por hoy, no tenemos Resolución emitida por la Dirección Nacional Liberal donde se legalicen las directivas nacionales, se reconozcan los estatutos internos de la misma, se conforme y se convoque el Comité Político Nacional, lo que no sólo pone en duda la legitimidad de las acciones nacionales, sino que promueve un estado de desmotivación de la militancia juvenil.
Frente a esa tarea de reacomodar la casa, en concreto estimo que deben darse las siguientes acciones:
- Conformar una Dirección Nacional de Juventudes Plural, compuesta por los candidatos de los dos movimientos actualmente en disputa (los ternados por el Parlamento Nacional de Juventudes Liberales, reunidos en lo que se ha llamado “Un solo Equipo” y los que se hicieron proclamar como directivos de juventudes, aglomerados en lo que se ha llamado “Una sola Organización”).
- Distribuir de manera equitativa entre dichos movimientos las coordinaciones nacionales para asuntos de Paz, de Género, de sectores LGBTI, de Estudiantes, de asuntos Internacionales, de Cooperación y financiamiento, de Escuela de Formación y de Medio Ambiente (ésta no aparece en la Resolución 3998 de 2017 y habría que crearla).
- Distribuir de manera equitativa entre los movimientos en disputa la Secretaría General de la ONJL y la representación ante el Consejo Directivo Nacional del Instituto de Pensamiento Liberal.
- Realizar una convocatoria abierta y pública para la postulación de candidatos a la Veeduría Nacional de Juventudes Liberales, quien deberá ser electa por el Comité Político Nacional de Juventudes Liberales.
- Convocar e instalar el Comité Político Nacional de Juventudes Liberales, dónde no sólo estén los Presidentes de las Asambleas Departamentales de Juventud, sino los delegados adicionales por departamento que fueron nombrados como Parlamentarios.
Todos estos puntos, especialmente el primero, deben ser liderados por el Secretario del Partido Liberal Colombiano Miguel Ángel Sánchez, a quien felicito por su labor en los momentos de escándalo con respecto a las convocatorias de eventos internacionales del mes de diciembre.
El segundo reto es reafirmar la dignidad de la militancia juvenil liberal y de sus organismos de participación que encuentran en las Asambleas Departamentales de Juventud su máxima expresión, frente al que ya se conoce como kindergarden en el comando de campaña del candidato presidencial por el Partido Liberal Colombiano: un grupo de personas jóvenes que compartimentalizan las funciones y vinculaciones de la juventud dentro de las actividades de la campaña.
Si debe existir un kindergarden en la campaña liberal a la Presidencia de la República, este no puede ser otro que la Escuela que ya existe en las distintas Asambleas de Juventud; si debe haber liderazgos juveniles en la campaña presidencial, estos ya existen y se han preparado por años en las bases del Partido.
Si luego de tantos años, el Partido Liberal tiene un candidato propio y viable, es completamente miope, injusto y tremendamente excluyente y nepotista, traer ilustres individualidades menores de 30 años a coordinar y liderar los procesos que en los municipios y capitales departamentales existen desde hace años, por lo que es tarea de todas las Presidencias de las Asambleas, hacer valer su dignidad y exigir no sólo respeto a la misma, sino un papel relevante en las actividades de campaña de nuestro candidato.
Las Asambleas no pueden ser los simples cargaladrillos de los “coordinadores de campaña” impuestos desde Bogotá, elegidos por cercanía y no por mérito.
Tal vez se me escapen algunos otros retos, como pueden ser las agendas políticas de la Organización o la vinculación de militantes, pero a mí parecer, si no hay estructura y respeto a la institucionalidad, de nada sirven los discursos.
Ahora sí, ¡bienvenido 2018!